«Cualquiera de los precios satisfará tu deuda«
Ya está Stephen de vuelta en casa y los problemas no sólo le han seguido, sino que otros nuevos le estaban esperando a que llegase. Mark Waid pone fin al arco argumental de los dos doctores en Doctor Extraño #5 (#38) con una larga batalla que devuelve a nuestro protagonista al statu quo (más perro y sin Wong) que le adivinábamos desde que engañó a Kanna con el asuntillo de la Gema del Tiempo y que vuelve a incidir en el tema que ya tocara Jason Aaron una y otra vez del precio de los hechizos que todo mago ha de pagar. En la etapa a cargo del actual guionista de los Vengadores este precio se materializaba en un nuevo villano hecho a partir de todo el dolor y sufrimiento que Extraño se había negado a asumir, falta ahora ver cómo afronta este mismo tema Waid, que también está aprovechando la coyuntura para traer de vuelta a los personajes clásicos alrededor del mago.
Lo que leemos en el primer número de los que nos ocupan hoy es un tanto predecible en cuanto a que era esperable una batalla que Stephen tendría que librar en equipo y de la que no saldría bien parada la confianza de Kanna en él. Es una pena, porque el personaje me ha terminado gustando y creo que aún le quedaba mucho por mostrar a los lectores y al propio Hechicero Supremo, pero era algo al fin y al cabo inevitable y casi es mejor dejarla partir ahora y que pueda volver en un futuro que hacerla quedarse por la fuerza y que su posterior partida sea tan traumática que no deje lugar a las segundas partes. Sin ella en las páginas, sabiendo que el regreso de Zelma es una utopía y con la única compañía de un perro fantasma, me da en la nariz que es sólo cuestión de tiempo que Wong o alguno de los antiguos amores de Stephen vuelvan a las habitaciones del Santa Sanctorum, pero antes de ello tendremos que ver cómo se soluciona la trama que se ha venido contando de forma secundaria desde el primer número de esta colección.
«Es una casa muy particular. Es mejor que siga así«
Y es que el ruido del doctor viajando por el espacio y la historia sobre su pérdida y recuperación de los poderes mágicos nos han hecho perder el foco sobre el hecho de que todo esto tiene que tener un porqué. Alguien está haciendo acopio de magia y pronto nos enteraremos a tenor de lo que vemos al final de Doctor Extraño #6 (#39). Esta historia es el verdadero primer arco argumental de la serie (aunque compuesto de las pequeñas aventuras que hemos leído hasta ahora) y tiene bastante pinta de ir a convertirse en el motor conceptual de la etapa de Waid al frente de la colección. Serie que, ya hemos visto, va a estar marcada por el regreso a las formas clásicas del personaje con ciertos toques de innovación (marca de la casa del guionista), pero sin alejarse demasiado de los conceptos básicos. Una apuesta, en definitiva, poco arriesgada que busca recuperar a los lectores clásicos sin perder de vista a los nuevos aficionados que lleguen desde la película protagonizada por Benedict Cumberbatch.
El segundo de los números que ocupan a este artículo se trata de un capítulo de transición al cien por cien. Waid utiliza la novena entrega estadounidense para centrarse no ya en la vida del doctor o en sus relaciones, ni tan siquiera en su casa, sino en el barrio en el que vive y en los vecinos con los que se relaciona el mago. Con la excusa (tan actual) de la especulación inmobiliaria, el autor echa un vistazo al barrio en el que se ha enclavado tradicionalmente la morada del Hechicero Supremo, dándole una importancia superlativa en un momento en el que prácticamente ninguno de los lugares icónicos de cada uno de los personajes clásicos de la editorial (los Vengadores, Thor, los Cuatro Fantásticos…) están ocupando sus «bases» de toda la vida. Esta entrega sirve, además, para recibir el regreso de Jesús Saiz en la parte artística del cómic. Y esto (con ilustraciones como la que precede a este párrafo) no puede significar sino buenas noticias de cara a la aventura que está a punto de comenzar.
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