Últimamente la ficción española ha mostrado síntomas de mejoría. Series como Vis a vis o El ministerio del Tiempo son algunos ejemplos de que las cosas se empiezan hacer bien. Pero desde que llegará a España Netflix, Movistar ha movido tierra y mar para sacar adelante series que puedan competir en calidad con las ficciones de la plataforma. Así, hemos tenido series como Vergüenza o La zona, que son algunas de las mejores series que se han estrenado este año. Y ahora llega la gran apuesta. La serie por la que Movistar lo ha apostado todo: La Peste. Y diréis que qué tiene la serie para ser la más importante, pues a Rafael Cobos y Alberto Rodríguez, dos de los personajes cinematográficos españoles más importantes de los últimos años. Y si después de éxitos como Grupo 7, El hombre de las mil caras y esa joya llamada La isla mínima, La Peste viene a ser el referente de la plataforma de pago española.
Solo habiendo visto dos episodios es muy pronto para hacer una valoración completa de la serie, pero lo que sí se puede empezar a intuir es que será una serie con trama a fuego lento, muy lento. Y es que el ritmo de La Peste es pausado, con secuencias que parece que no llevan a ningún lado, pero que al final desembocan en algo que en episodios futuros tendrán respuesta. La puesta en escena y la ambientación sea, quizás, lo más conseguido y por algo que la serie puede triunfar. Y es que han conseguido trasladar la Sevilla de finales del S. XVI a la perfección. Cada detalle está cuidado al mínimo. Y ya solo por eso ver la serie merece la pena. Además, todos sabemos cómo se las gasta Alberto Rodríguez en la dirección. Una dirección que se fija en muchos detalles, que siempre coloca la cámara en el lugar preciso y que necesita más de un visionado sus obras para darte cuenta de todo. Además, su dirección de actores es de primera y todos los que aparecen en sus obras están de un nivel altísimo.
Pero La Peste peca de algo. En sus dos primeros episodios, en la presentación de todo, el ritmo pausado del que he hablado antes no le favorece del todo. Y la forma en la que van apareciendo los personajes tampoco. En poco tiempo te han presentado muchos personajes, los cuales seguramente en futuros episodios son importantes, pero que en los primeros únicamente distraen. Pero el principal error, y creo que muchos lo hemos detectado, es que Alberto Rodríguez y Rafael Cobos están acostumbrados al cine, y allí tienes que hacer avanzar las tramas de forma rápida, no tienes opción. Las películas duran dos horas y se acabaron, la serie puede durar mucho, y por eso se alargan las tramas muchos y en muchas ocasiones parece que se estancan en algo que no lleva a ningún lado. Las series tienen que enganchar desde el minuto uno. La ambientación está conseguida, y dentro de la trama tiene cosas que quiero conocer, pero hay otras que me hacen pensar si quiero seguir o no.
En definitiva, La Peste puede ser una gran serie, pero que, por ahora, en dos episodios, despista más que atrae. Seguirla seria porque Alberto Rodríguez está detrás, y porque tiene una calidad incuestionable y está llamada a ser una de las grandes, pero que por ahora tiene una interrogación. Pero esto son unas primeras impresiones, cuando se estrene y podamos verla entera, comprobaremos si puede competir con las más grandes.
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