Volvemos a la carga con uno de los mangas más icónicos de todos los tiempos después de que se cumpliera el aniversario de su edición cinematográfica con una restauración y reestreno en una esplédida definición 4K. Hablamos, claro está, de Akira, la obra de Katsuhiro Otomo. Esta nueva edición, como ya comentamos a propósito de la publicación del primer tomo, repara una deuda que tenía el mercado español con el manga y ahora, gracias a Norma Editorial, podemos disfrutar de ella en su formato original.

 

«Tiene que haber un futuro que nosotros podamos escoger…«

 

Si ya tenéis olvidados los acontecimientos del libro anterior, no os preocupéis, las primeras páginas de esta nueva entrega están dedicadas a repasar los acontecimientos (que fueron muchos) que desencadenaron la psicópata transformación de Tetsuo y la alianza de Kaneda con el grupo que se enfrenta al expeditivo ejército japonés, que a su vez trabaja incansablemente en un proyecto en el que siempre resuena un nombre: Akira.

 

Este segundo volumen descomprime bastante la narración respecto a lo visto anteriormente. Por fin descubrimos qué o quién es Akira (que no es poco), pero más allá de dicha revelación la trama general apenas avanza. Otomo carga las tintas en explicar detalles acerca del proyecto secreto en el que están ocupados altos cargos del ejército nipón, así como en la naturaleza de las cualidades fantásticas que poseen sus sujetos de estudio (entre los que se encuentra Tetsuo, o Número 41, como le han rebautizado los científicos y militares). Qué significan para la historia tales informaciones es algo que, de momento, el autor se reserva. En estas páginas lo realmente importante es ver cómo Tetsuo abre los ojos y empieza a rascar cuál puede ser su potencial. Y la amenaza que él, el número 41, puede llegar a suponer si no se le detiene a tiempo.

 

Ello no significa que la lectura se haga pesada o que el ritmo afloje. Otomo aprovecha la circunstancia para explayarse a nivel artístico, construyendo unas secuencias trepidantes en las que la acción no cesa en ningún momento. Ni los personajes ni los lectores tenemos un respiro en este segundo tomo. Plantada la semilla de la historia y expuesto el contexto, ahora tocaba mostrar las cualidades de la obra más allá del interés inicial, ¡y vaya si lo consigue! Es de esperar que en los próximos tomos el mangaka dé con el equilibrio perfecto entre su complejo argumento (en el que se mezclan cuestiones sociales y políticas con una agresiva ciencia ficción) y la desbordante acción que es capaz de proponer.