Elixir

Elixir: Distopía mágica

ElixirNos adentramos junto a Norma Editorial en la fantasía tecnológica de Frank J. Barbiere y Ricky Mammone (al guion) y Víctor Santos (dándole su personalidad visual) titulada Elixir en la que dos facciones enfrentadas (defensores de la magia y artes arcanas y seguidores de la tecnologización extrema) se disputan el futuro del mundo. Choques culturales, traiciones y fricciones familiares se dan la mano en una propuesta que reclamaba más espacio para desarrollar sus ideas.

 

«Solo vengo a iluminarte con mi sabiduría»

 

La trama es sencilla, con las dos facciones citadas antes luchando por obtener un objeto, el elixir que da título al cómic, de un poder capaz de reescribir el mundo y mover la balanza hacia el lado de la magia o el de la tecnología. Como es de imaginar, en todo relato de este tipo siempre hay una tercera vía, que es la que representa nuestra protagonista, Mara. Intereses cruzados, verdades ocultas y aventuras de corte clásico son los ingredientes de un cómic que tiene en su dibujo su principal y gran atractivo.

 

Porque lo que respecta a su argumento, este peca de recitar de memoria los tropos y lugares comunes del género. Solo con unos buenos ropajes (el dibujo) no sirve para darle identidad a una obra. Personajes arquetípicos, trama manida y reflexiones de brocha gorda a quienes no ayuda la extensión de la propuesta (136 páginas), que impide el desarrollo de muchas de las ideas que se proponen. Y he ahí, el problema con el que se encuentra Elixir.

 

Elixir

 

Berbiere y Mammone se quedan ensimismados con el imaginario visual creado por Santos y se detienen una y otra vez en apreciar su paisaje y en mostrar retazos de un mundo rico en mitología e historia… olvidando por el camino el desarrollo de la propia aventura y sus protagonistas. Esto repercute en un ritmo errático, en muchos momentos atropellados y en el que se pide al lector que acepte porque sí demasiadas cosas. Y es una lástima porque la base es interesante y Santos le aporta una enorme personalidad a esta sociedad imaginaria. ¿Cuál podría haber sido la solución? O bien concretar la historia -reduciendo personajes o describiendo menos trasfondo- o aumentando sustancialmente la extensión del cómic para que cupiera todo lo que querían contar. Tal como está presentada Elixir (incluyendo las siete páginas de complemento con diseños y bocetos de Víctor Santos), más que un cómic, parece una biblia o guía para una serie/película. Es decir, tiene la información esencial, presenta personajes y tono, pero no profundiza.

 

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