Cardboard Sword nos propone un peculiar metroidvania que huye de la acción y frenetismo habitual del género, pero sin renunciar a su exploración y exigencia, en una propuesta más pausada que invita a pensar antes de actuar. Y esto es porque encarnamos a un kasha’I, figura protectora de la corona que se desenvuelve entre las sombras… sobre todo a partir de que la reina traiciona a nuestro protagonista y lo da por muerto.
La premisa, junto a su música y estética de un Oriente Medio de corte fantástico evoca irremediablemente a propuestas como Prince of Persia o la fílmica Aladdín. Desde el principio, el juego editado por Plaion entra por ojos (su pixel art es súper bonito) y oídos. Máxime cuando en todo momento se subraya el halo de fábula a través de una narradora en off que va relatando nuestras peripecias como si de una de las historias de Las mil y una noches se tratase.
The Siege and the Sandfox tiene unas mecánicas plataformeras de saltos, sigilo, desplazamiento muy interesantes, que combinan muy bien entre ellas dando lugar a una propuesta ciertamente original dentro del nicho de los metroidvania. Este es un juego pensado para la exploración y las plataformas, no para la acción. Los enfrentamientos contra enemigos se limitan a golpearles por la espalda cuando estén desprevenidos o dormidos (y no a todos). De un solo contacto cualquiera de ellos acabará con nosotros. En este sentido, el sigilo puede parecer rudimentario pero cumple su cometido con eficacia. Nuestro objetivo es escondernos y pasar desapercibidos haciendo uso de nuestras habilidades en el parkour y ahí es donde luce el diseño de escenarios, lleno de rincones, accesos, rutas alternativas… da gusto saltar y correr (cuando no hay peligro de ser detectados) emulando al bondadoso ladrón de Agrabah.
Como todo metroidvania, el mapa es una herramienta sustancial para superar la aventura y aunque de primeras nos pueda sobrepasar por su extensión y lo escaso y poco definido de sus marcadores, a nada que avanzamos unas horas (a las tres-cuatro horas nos habremos familiarizado sobradamente con él) y desbloqueamos los primeros puntos de viaje rápido, sentiremos que nuestro recorrido es bastante orgánico. Más aún según descubrimos y desbloqueamos las pertinentes habilidades que nos permiten (e invitan) hacer backtracking para alcanzar puntos antes inaccesibles.
El problema, en este aspecto, es que retroceder a zonas ya exploradas y enfrentarte (tanto al ir como al volver) otra vez a las estancias repletas de enemigos (a los que, recordemos, no podemos atacar) puede hacerse un tanto tedioso. Por suerte, su duración (en torno a las diez horas sin hacer el 100%) hacen de The Siege and the Sandfox una aventura muy llevadera.
Se precisan parches
Los principales bugs se refieren a enemigos que se quedan fijos en una posición o en estado de alerta, impidiendo nuestro avance, y a nuestro protagonista, que se puede quedar congelado. Ambos son recurrentes y se solucionan yendo al menú de pausa y cargando el último punto de control. También pueden darse -menos comunes, pero ahí están- otros como que al destrozar las urnas que controlan a los enemigos sobrenaturales estos no desaparezcan (o no lo hagan todos), o que (este solo nos sucedió en una ocasión) al colgarnos de un saliente el personaje empiece a desplazarse de forma automática traspasando muros, puertas, riscos, espacios vacíos… ininterrumpidamente atravesando todo el mapa. Si bien parece grave, es más bien gracioso y se soluciona dándole al comando de salto.
The Siege and the Sandfox presenta bastantes problemas -menores, eso sí- que lastran la experiencia, pues repetidamente cortan el ritmo de la aventura, obligándonos a repetir secciones porque el personaje de turno se ha bloqueado. También hace falta un mayor pulido en cuanto a la precisión y respuesta de saltos y agarres, que llegan a generar algunos picos de frustración.
En resumen
Bugs o problemas que si bien pueden entorpecer la experiencia, en ningún caso (al menos en el nuestro) impiden que se pueda completar y disfrutar de una aventura que, insistimos enamora a primera vista con su agradecido pixel art y su narración que evoca a las fábulas orales. Como propuesta metroidvania, además, sabe encontrar su espacio y diferenciarse en un nicho muy competitivo.
Analizada la versión de PC (Steam) | Nota: 7
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