La irregular Stephanie Phillips se ha propuesto a llenar el hueco dejado por Guardianes de la Galaxia con nada menos que Jean Grey, Fénix. La caída de Krakoa supuso una nueva diáspora para la raza mutante, que ha buscado refugio en lugares como Alaska, Nueva Orleans… o los confines de la galaxia.
«¿Por qué te contienes?«
Jean Grey iniciaba un viaje de redención para purgar los pecados de Fénix Oscura y llevar un poco de heroísmo al espacio. Se repite uno de los debes más importantes en el trabajo de Phillips como guionista: la falta de ambición e ideas propias. Con todo el cosmos para jugar, la guionista tira por enésima vez (lo hemos visto hace nada con Spider-Gwen) de traumas ya superados y olvidados para no contar nada nuevo. Falta, como suele sucederle, trabajo previo para conocer a los personajes con los que tiene que trabajar. La autoflagelación de Jean no cuela. Pero es lo que hay.
Y como es lo que hay, toca asumirlo y tirar hacia delante. Es ahí donde surgen los pequeños hallazgos que invitan a seguir. Tenemos por ejemplo la recuperación de Gorr como rival de la matriarca mutante o la recuperación de Carol Danvers como aliada, que a veces se nos olvida que la vengadora estuvo durante una buena temporada en la órbita del profesor Xavier y sus estudiantes.
Phillips, como ya hemos señalado al inicio del post, tiene la intención de hacer de Fénix una serie que cubra el hueco de Guardianes de la Galaxia, apostando por un relato eminentemente aventurero y en el que nuestra heroína esté bien respaldada por otros personajes que la ayuden en su misión de proteger la galaxia de monstruos como la Orden Negra (vista en el primer número) o el citado Gorr. Así, además de a la Capitana Marvel, encontramos a tipos como Nova (muy vinculado a Peter Quill y compañía) o un par de personajes que hacen su aparición en la página final de este cuaderno.
Obviamente la protagonista es Jean, esta no pretende ser una serie coral y el poder que ostenta invita a pensar en villanos y amenazas a gran escala, pero el espíritu de aventura cósmica está muy presente desde el principio. El problema es que Phillips apenas nos da tiempo a disfrutar de los momentos, pues apuesta por una estructura en la que, si bien cada capítulo sigue los acontecimientos del anterior, entre ellos media una importante elipsis que acelera la narración. Como recurso puntual ayuda a concretar y, como decimos, acelerar los procesos. Como recurso habitual repercute en un desarrollo de los personajes más pobre, porque enfatiza solo los impactos. Máxime cuando dichas elipsis también son parte integral del avance de los capítulos y no solo se usan entre ellos. Se cuentan muchas cosas, pero se omiten otras muchas.
(Párrafo de SPOILERS) Y si, como es el caso, quieres integrar organismos políticos como el Consejo Galáctico, entidades cósmicas como Eternidad o villanos como Thanos, quizás el exceso de elipsis no sea la decisión más acertada. ¿De verdad no es importante narrar cómo Thanos subyuga al Consejo Galáctico? ¿Un bocadillo de texto es suficiente para convencernos de que la amenaza ha sobrepasado tanto a Jean como para buscar un refugio momentáneo en un planeta perdido? Phillips colecciona momentos y conceptos, pero no está sabiendo explotarlos a favor de su historia.
Con todo, la trama resulta amena y cumple en su vocación lúdica. Tiene potencial, pero aún necesita darle una vuelta al concepto (y su tratamiento) para ganarse el título de Guardiana en un cosmos necesitados de sus guardianes de la galaxia.
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