Locke & Key

Locke & Key #2: Nunca olvides creer

Es difícil encontrar obras tan redondas como Locke & Key, sin duda, el trabajo más emblemático de Joe Hill. Difícilmente (ojalá nos equivoquemos) creará otro universo tan rico y tan humano como el que narra las vivencias de los hermanos Locke.

 

«¿Necesitas un abrazo tanto como yo?»

 

La clave de esta obra en la que abundan la fantasía y las aventuras radica en sus personajes. Es imposible no llegar a los dos últimos capítulos de Omega, el arco argumental que cierra el tomo, y no llorar de emoción, tanto por las cosas malas que han sufrido los jóvenes protagonistas, como la entereza y la actitud valiente con la que afrontan cada situación a la que se deben enfrentar; aceptando que el dolor y la pérdida son partes fundamentales de la vida. El amor de Tyler hacia Kinsey y Bode es genuino; es fácil empatizar con Scot y su dramático sentido de la amistad y el amor; como también con Jordan, quizás el personaje que menos provecho han sabido sacarle sus autores a pesar de su enorme potencial.

 

Locke & Key

 

¿O qué me decís de Rufus? Un personaje escrito con muchísimo cariño y respeto y que ilustra a la perfección el valor de la inteligencia emocional. Este, junto a Bode, representa la mirada limpia, sin malicia y tan propias de la infancia, que la casa de las llaves intenta estimular y que Tyler y Kinsey se afanan en proteger a toda costa. Porque Locke & Key es ante todo un alegato en favor del espíritu infante, juguetón y piadoso, curioso y divertido. Aspectos que perdemos al hacernos mayores, cuando oscurecidos por el mundo real olvidamos lo poco que necesitamos para volar y ser felices. Olvidamos la magia.

 

En cierta manera Locke & Key puede entenderse como un reverso vitalista de It, de la que bebe muchísimo. Hay evidentes paralelismos entre ellas, tanto temáticas como estructurales; pero mientras que en la novela de Stephen King el mal devoraba la inocencia de sus protagonistas y estos debían aprender a madurar, aceptando que su victoria sería reconciliarse con los traumas del pasado; en el cómic de Joe Hill y Gabriel Rodríguez los protagonistas se afanan con uñas y dientes para no dejar marchar esa inocencia, conscientes de que es nuestro único y mayor tesoro.

 

Porque mientras que en aquella madurar implicaba someterse a la crueldad del mundo, aquí implica tomar conciencia de la misma, no subyugarse a ella. Son matices que cambian radicalmente en sentido de las obras. A pesar del drama y la tragedia, Rodríguez y Hill impelen a sus personajes a seguir luchando y seguir creyendo. Porque la casa de las llaves puede ser un lugar peligroso, pero si respetas las llaves y su enorme poder, es un lugar maravilloso en el que creer y creer.

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