ECC Ediciones publica en formato cartoné el relato que vendría a complementar o cerrar la primera temporada de Hill House Comics. En los últimos tiempos hemos tenido la oportunidad de leer historias como Inmersión o En lo profundo del bosque que forman parte de este sello capitaneado por Joe Hill para DC Comics. En su edición original en grapa aquellas aventuras de terror traían consigo pequeños retazos de Los perros del mar, publicada a modo de complemento de las mismas. Siguiendo todas aquellas historias uno podía descubrir esta que ahora nos ocupa.
«Solo conozco historias, señor…»
Es importante subrayar cómo fue editada Los perros del mar en su momento en el mercado norteamericano, porque en su traslación al formato de tomo único (añadiéndosele un puñado de páginas) arrastra esas particularidades (herencia de las publicaciones seriadas en revista) que pueden no convencer a todo el mundo, como puede ser esa figura del narrador que resume lo que acabamos de ver en la página anterior. Un claro homenaje al legado de editoriales como Warren Publishing (la casa de las revistas de terror Creepy o Eerie) que al lector actual o novel se le puede «hacer bola».
Ambientada en plena guerra de la independencia de EEUU, todavía territorio colonizado del imperio británico, la aventura narrada por Joe Hill y Dan McDaid se presenta como un relato marítimo (que no de piratas) en el que unos hombres lobo (sería más preciso hablar de hombres perro) siembran el terror en un destacado navío inglés a fin de atacar la moral del imperio. En el cómic, tomando el contexto histórico real, se plantean que dado que las fuerzas americanas eran muy inferiores a las de la potencia europea, su estrategia pasaría por dirigir el relato… a base de convertir a la incipiente nación en un cuento de terror.
El planteamieto tiene muchísima fuerza. El problema es que este luego no tiene mayor recorrido. El formato de publicación y el destacado componente de homenaje llevan a los autores a llevar su historia por un sendero muy acotado, más pendiente del golpe de efecto y de apelar a una emoción primaria del lector, que de profundizar en sus temas de fondo y en los personajes. Sin embargo, estando claras las intenciones del relato, estas consideraciones entrarían más en el terreno del ¿y si…? Si es más pertinente señalar lo confusa que puede resultar en algunos momentos la narración, principalmente debido a la ingente cantidad de personajes que se dan cita en las apenas 83 páginas del cómic. Terminada la lectura hay muchos de los que hemos sido incapaces de saber qué hacían en el HMS Havoc o simplemente cómo se llamaban. En general, por ese ímpetu de sorprender cada dos páginas, todo transcurre demasiado atropellado.
Como curiosidad Los perros del mar tiene un pase. Más allá de eso, estamos ante un trabajo menor de Joe Hill condenado a quedar enterrado en el fondo de nuestras estanterías.
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