Ya está aquí. No me lo puedo creer. Después de dos años de locura. Después de aquella decimoséptima entrega en la que se coreó de forma inconsciente (e inocente) lo de coronavirus. Como si nada nos pudiera tocar, como si el terror se quedara siempre al otro lado de la pantalla, dejándonos a nosotros indemnes, con nuestras risas, nuestros aplausos al asesino de turno y nuestras películas de extraña procedencia y dudosa reputación.

Ya está aquí. Lo sé, ya lo he dicho, pero es que parece como si la última Muestra Syfy de Cine Fantástico hubiera tenido lugar hace décadas y fue hace nada. Hubo un revival, una intentona de mantener viva la llama el año pasado allá por Halloween. Pero no fue lo mismo. Fue metadona mandanguer, pero faltaba una buena dosis de lo real. Y eso ha llegado este jueves 26 de mayo de 2022. Dos meses después de lo previsto (no estaba en marzo la cosa tan bien como ahora) y con nuevas medidas no aplaudidas por todos como la de prescindir de los abonos físicos para tirar del lector de QR. Más ecológico, más sanitariamente aceptable, pero una puñalada en el corazón de quienes coleccionamos basura y recuerdos de cada cosa que nos pasa.

Da gusto volver a ver esta sala hasta los topes

Y la Muestra de este 2022, la Muestra que se nos hace mayor con sus dieciocho ediciones, ha comenzado con muy buen pie con la proyección de The Black Phone, lo nuevo de Scott Derrickson (Líbranos del Mal, Doctor Extraño) basado en una historia corta de Joe Hill que se preparó para ser estrenado en 2021, pero que, como han pasado ‘cositas’ no ha podido ver la luz hasta este año (se estrena el 24 de junio en España).

Nada más comenzar el filme (y si habéis esquivado cualquier tipo de noticia al respecto) nos encontramos con el logo de Blumhouse (Múltiple, Déjame Salir, El Hombre Invisible…) y ya comenzamos a intuir lo que se nos viene encima (como si el director y el autor de la historia original no nos pusieran ya sobre la pista). La cinta comienza con un nada bucólico (vaya montaje más desasosegante) paseo por una de esas barriadas estadounidenses que de tan iguales las unas a las otras podría ser de casi cualquiera de los cincuenta estados en que se divide esa nación. Pronto se acaba el paseo y la película se pone seria. Están desapareciendo niños. Pero los que se quedan en el barrio no lo llevan mucho mejor…

Hola, soy Ethan Hawke y vengo a poneros los pelos de punta

The Black Phone nos cuenta la historia de uno de esos críos, que pasa de vivir un infierno en casa a ser el nuevo juguete de un asesino en serie terroríficamente bien interpretado por Ethan Hawke. Lo que sigue a la captura del joven Finn (el joven y competente Mason Thames) me recuerda un poquito a la antes mencionada Múltiple (que curiosamente también vimos en el contexto de una Muestra) por aquel espíritu incapaz de rendirse, aun con todo en su contra. Pero juega en una liga mucho más tenebrosa. Hay poco descanso para el espectador en el filme (apenas algunos momentos divertidos o algo más relajados) y la luz, las interpretaciones, los silencios y el repetitivo sonido del timbre del sucio teléfono oscuro de la pared de la prisión del protagonista se alían para mantener al espectador en una tensión constante a lo largo de su hora y tres cuartos.

Termina la película y termina la primera jornada del festival de cine más macarra y divertido de la capital. Si de verdad tenemos por fin permiso para soñar con una nueva normalidad, el regreso de la Muestra Syfy es, sin duda alguna, una de sus más claras señales. Viva y bravo chavales.