Si la película que hoy nos ocupa, Brothers, hubiera caído en manos de un director menos competente, pongamos por caso al alemán Uwe Boll, lo que se trata de un film notable se hubiera convertido sin lugar a dudas en un Tv Movie de las 16:00h de la tarde de alguna cadena generalista, digamos por ejemplo Antena 3, propensa a emitir de forma indiscriminada este tipo de contenidos. Sin embargo, para fortuna y disfrute del espectador, la realización de la cinta cae en manos del cineasta irlandés Jim Sheridan, director de reconocido prestigio debido a sus obras, Mi pie izquierdo y En el nombre del padre, gracias a las cuales todos los espectadores descubrimos a ese torrente interpretativo que es Daniel Day-Lewis y que a día de hoy es considerado uno de los mejores actores de la industria cinematográfica.
Si bien Brothers no tiene la fuerza y el empaque de las películas anteriormente citadas, se echa en falta cierto riesgo por parte del director, sí que funciona como el drama que es de principio a fin, gracias en gran parte a la labor interpretativa de su triángulo protagonista: Jake Gyllenhaal, Natalie Portman y Tobey Maguire.
Remake de la película danesa Brødre, dirigida en el año 2004 por Susanne Bier, Brothers como su propio nombre indica nos cuenta la historia de dos hermanos, Sam (Jack Gyllenhall) y Tommy Cahill (Tobey Maguire), los cuales representan las caras opuesta de una misma moneda. Mientras que el primero es un ex-convicto recién salido de la cárcel, el segundo es un reconocido militar del ejército de los EE.UU, además de un perfecto padre de familia. Pero como suele suceder en esta vida, no es oro todo lo que reluce y, tras una nueva misión donde se da por muerto a Maguire, los papeles se intercambian, siendo Gyllenhaal el que ocupa su lugar, hasta que su hermano retorna del infierno.
Todo lector avezado habrá podido observar que Brothers no nos cuenta nada nuevo, de hecho esta historia ya la conocemos y nos la han mostrado en más de una ocasión, por lo que su principal atractivo está en la buena labor de su director, que lejos de llevar la película hacia lo melodramático y la lágrima fácil, estructura un relato donde su principal virtud está en que el peso del mismo recae sobre sus actores, los cuales le devuelven el saludo de forma eficiente. Entre ellos y para sorpresa de quien os escribe, destaca Tobey Maguire/, ese actor lánguido que ha dado vida al intrépido Peter Parker durante las tres entregas de Spiderman y que una vez que ha dejado a un lado a su compañero arácnido, ha demostrado que existe vida más allá del traje de superhéroe, brindándonos la que es sin duda su mejor interpretación hasta la fecha. El actor encarna a las mil maravillas el rol de militar desquiciado tras la contienda bélica y cuyos remordimientos actúan en su interior como una bomba de relojería. Precisamente el intríngulis de esta cinta recae ahí, en saber si Maguire perderá el control o no.
Entre medias un pequeño encuentro amoroso, no diremos entre quien para no desvelar nada y una escena más que reseñable, véase la secuencia de la niña con el globo, una auténtica delicia para los sentidos que sacará de quicio a más de uno, sobre todo a sus protagonistas.
Con todo esto Brothers es un film recomendable, que si bien no aporta nada nuevo, sí que está muy bien contado y llevado por su director, demostrando que a veces no es necesario acudir a la grandilocuencia para articular el relato, sino que los pequeños detalles, como la ambientación, los personajes, los diálogos, son más que suficientes para conmover y satisfacer al gran público. Conmigo lo consiguió, ahora queda saber que ocurrirá con vosotros, así que ya me contaréis..
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