Coches, persecuciones, tiroteos, explosiones, peleas, traiciones, corrupción… esto y mucho más es lo que nos encontramos en Fast & Furious 5, la que supone el regreso al volante de Vin Diesel y Paul Walker en la continuación de la saga más tuneada del cine actual.

Justin Lin, que llegaba con los conceptos bien aprendidos después de dirigir las dos anteriores entregas, ha dirigido una cinta cargada de acción, ideal para los amantes de las emociones fuertes. Buscar más allá es perder el tiempo. Fast Five es lo que parece y no engaña a nadie; puro entretenimiento, con espectaculares (e increíbles) secuencias y unos personajes muy carismáticos. Ni más ni menos.

Consecuencias de la globalización, la historia nos sitúa esta vez en medio de las calles de Río con el plan de siempre: dar el último gran golpe. Queda claro lo que nos vamos a encontrar, pero es que el foco de atención no está tanto en el que se cuenta, sino en el cómo y en las secuencias de acción. La película hace alarde de su gran despliegue técnico.

A favor del aspecto narrativo (no olvidemos que es la base para que cualquier film funcione), éste está muy bien construido y se apoya en unos personajes muy carismáticos, lo que ayuda a que la trama avance sin dificultad por más que en algunos momentos las acciones de los protagonistas resulten inverosímiles.

Fast Five nos vende precisamente una fuerte dosis de adrenalina que, como en casi todo el cine de acción, exagera en pos de la espectacularidad. Si no entramos en el juego poco más se puede hacer, pero si decidimos creernos lo que vemos, la película ya tiene mucho ganado.

En este sentido el film nos hace un favor, pues cuando apenas lleva 10 minutos un robo de coches de alta gama con trenes y saltos imposibles de por medio nos obliga a decidir en un sentido u otro. Si pasa esta prueba la diversión está asegurada.

Así, ya sólo queda esperar al clímax de la cinta: en enfrentamiento entre Vin Diesel y Dwayne Johnson. La pelea entre las dos estrellas cumple sobradamente las expectativas de los más exigentes. Tras ello, como si se tratara de una mascletà, estalla la acción que nos conduce de forma frenética al final que todos esperamos.

Pataki policía

La actriz española, tras el descalabro de DiDi Hollywood, se apeó de Capitán Trueno donde iba a tener un rol protagónico por un pequeño papel en esta Fast Five, película con la que seguir haciendo las Américas después de títulos como Serpientes en el avión o Giallo.

Aquí interpreta a una agente brasileña que sirve como traductora entre las fuerzas policiales locales y la unidad de élite enviada desde EEUU y comandada por Dwayne Johnson.

El papel no da para que se luzca mucho, pero sí para dejar en evidencia alguna de sus aptitudes interpretativas. Pataki no da muestras de saber mantener la pose cuando tiene que estar escuchando a sus compañeros de reparto, algo que se aprecia con mucha claridad cuando conoce al personaje de Dwayne. Éste, curtido en la WWF, sabe moverse y reaccionar cuando le hablan, pero Elsa parece estar incómoda y los gestos le salen forzados y poco naturales.

Ya sea por los nervios de estar en una gran producción o por dificultades con el idioma, su actuación desluce en los momentos en que sólo tiene que escuchar.