Vengadores. Endgame: Punto y aparte

Pocos imaginábamos que el 30 de abril y el 20 de junio de 2008 iban a significar tanto para Marvel. Más aún teniendo en cuenta las tibias reacciones respecto al Hulk de Edward Norton, quien de hecho no volvió a convertirse en el Goliat esmeralda (para gloria de Mark Ruffalo). Prácticamente 11 años después, el 25 de abril de 2019, Marvel Studios, con los hermanos Russo a la cabeza, ha terminado de redefinir el cine de superhéroes y la forma de entender los blokbusters.

 

Vengadores: Endgame

 

Es importante entender esto, porque este fin de ciclo de Marvel Studios (con Spider-Man: Lejos de casa como una suerte de epílogo) no solo viene a dar respuesta a los interrogantes que quedaron tras el fatídico desenlace de Vengadores: Infinity War, sino que funciona como una suerte de homenaje a esta dédaca de producciones iniciadas con Iron Man. Los hermanos Russo han concebido un título que recompensa a sus seguidores con multitud de guiños y referencia que van más allá de la presencia de todos (o casi todos) los personajes que han aparecido en las diferentes películas del estudio en estos 11 años. Así, si tenéis la oportunidad de revisitar la veintena de títulos que preceden a este, disfrutaréis mucho más del autohomenaje propuesto en Endgame.

 

Como producto Endgame funciona bastante mejor que Infinity War. Es verdad que juega con la ventaja de que aquella dejó encaminado el rumbo que debía seguir, pero también es cierto que los tres actos están mejor equilibrados que en la cinta protagonizada por Thanos y que por muchas expectativas y teorías que nos hayamos creado antes de visionarla, las sorpresas no paran de producirse (así que dejad de buscar referentes concretos en los cómics, Endgame ha llevado al extremo la apuesta de Thor: Ragnarok de alejarse del tebeo y buscar su propia historia).

 

Vengadores: Endgame

 

El primer acto es el que marca el tono de la historia, es donde se narran las consecuencias del horrible desenlace de la película anterior, lo que nos lleva a un escenario de derrota sin paliativos. Arrancamos en el punto más bajo posible y a partir de ahí los personajes están obligados a recomponerse, logrando que la aventura y el carácter optimista del MCU fluya de forma orgánica y la película pueda adentrarse en terrenos como la comedia o la ciencia fantástica sin perder de vista su profunda carga dramática. Hasta llegar, como era de suponer, a la gran batalla final que, esta vez sí, está a la altura de los grandes eventos del cómic.

 

En este sentido, las temidas tres horas de metraje no se hacen cuesta arriba. Por contra, el volumen de personajes y escenarios que han de conciliar los directores hace que algunos de los participantes (spoiler) caso de Spider-Man hayan sufrido una simplificación excesiva en sus caracteres o que surjan determinadas cuestiones que quedan sin respuesta.

 

Scarlett Johanson y Jeremy Renner

 

Sea como fuere, lo que hay que tener claro, analizando este primer ciclo de Vengadores, es que esta es una historia sobre Tony Stark y (en menor medida) sobre su bromance con Steve Rogers. Sirva el ejemplo de X-Men y sus dos etapas antes de su trasvase a Disney. La primera etapa tenía como eje central a Lobezno. Él era el epicentro del mundo mutante. Era casi un «Lobezno y la Patrulla-X», acentuado con sus películas en solitario. La segunda etapa, sin embargo, como hemos estado viendo estos últimos años, pone el foco en la tirante amistad de Magneto y Xavier.

 

En Vengadores, desde su aparición en la escena postcréditos de El increíble Hulk, hemos seguido la historia de Tony Stark, le hemos acompañado en su proceso de redención y revolución que le ha llevado de ser un fabricante de armas al líder, falible, de los héroes más poderosos de la Tierra. ¿Y por qué no el Capi? Porque desde que le conocimos siempre ha representado unos valores inquebrantables, está situado en una posición de autoridad moral que no tiene mayor recorrido. Capitán América es el símbolo que queremos alcanzar. Stark, sin embargo, vive un proceso de aprendizaje que podemos seguir y con el que podemos identificarnos. Evidentemente no se puede entender a Iron Man sin la amistosa rivalidad (a veces no tanto) con Steve Rogers y han sido tanto su camadería como sus fricciones las que han condicionado la dinámica de grupo de los Vengadores.

 

Vengadores: Endgame

 

Todo ello, de una forma o de otra conluye en Endgame. Algo que, por otra parte, no debería sorprender atendiendo al peso que han ido cogiendo personajes como Capitana Marvel, Spider-Man o Pantera Negra (en las diferentes películas y en los planes de la compañía). De ahí que, sea como sea que termine esta etapa, el segundo gran ciclo de Vengadores ya está pidiendo paso.

 

El final de este camino irrepetible, como en la larga trayectoria de sus contrapartidas comiqueras, no es si no un punto y aparte para volver a empezar.

Acerca de Daniel Lobato

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El padre de todos, pero como a Odín, se me suben constantemente a las barbas. Periodista de vocación cinéfila empecé en deportes (que tiene mucho de película) y ahora dejo semillitas en distintos medios online hablando de cine y cómics. También foteo de cuando en cuando y preparo proyectos audiovisuales.

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