Hoy en día creo que sorprender a los espectadores es muy difícil. Día a día vemos en la televisión, periódicos o redes sociales infinidad de imágenes que nos han hecho perder ese grado sorpresivo que sí que podíamos tener hace unos cuantos años. En los primeros compases de Jurassic World: El renacer, un personaje realiza una pregunta que podríamos hacer cualquiera de nosotros ¿Estamos ya cansados de los dinosaurios? La pregunta se realiza mientras vemos los últimos atisbos de lo que pensábamos que iba a ser el final de la franquicia, Jurassic World: Dominion, donde los dinosaurios que llegaron a las ciudades comienzan a extinguirse. Pero es curioso cómo esta nueva entrega consigue sorprender con una premisa a dos bandas que, posiblemente, nadie esperaba. También porque en la dirección se encuentra Gareth Edwards, un hombre que se dio a conocer por una cinta sobre monstruos donde los monstruos eran lo único que no importaban, y que saber perfectamente cómo crear blockbusters de calidad como ya demostró con Godzilla o Rogue One: Una historia de Star Wars. Jurassic World: El renacer no quiere volver a ser lo mismo de siempre, quiere intentar contar algo nuevo mientras se aleja de ese legado.
Todo esto que he dicho puede ser algo difícil de entender, porque Jurassic World: El renacer sigue el patrón de la saga casi a rajatabla, pero consigue desmarcarse por completo al intentar ser una cinta de aventuras a la antigua usanza, una aventura de esas donde no paran de ocurrir cosas, donde las escenas de acción lucen bien y la única gran premisa de la cinta es entretener. La trama de Jurassic World: El renacer se sitúa cinco años después de la última entrega de la saga, donde los dinosaurios no se han adaptado a la vida en la ciudad y buscan refugio en lugares más tropicales, uno de ellos es una isla donde se llevaban a cabo investigaciones realmente peligrosas. Allí, hay tres especies que tienen en su ADN la oportunidad de crear un fármaco capaz de curar cualquier enfermedad. Ya con esta idea la cinta se aleja por completo de lo que llevamos tiempo viendo en la saga, que no era otra cosa que ver cómo se abría un parque nuevo con terribles resultados. Ahora no hay un parque como tal y lo que se tiene que hacer es una misión de extracción. Pero la historia no solo se centra en ello, sino que nos pone en dos situaciones completamente distintas: La de los científicos que van a extraer la muestra y la de una familia que queda atrapada después de haber sido atacada por el Mosasaurio.
Esto, que puede parecer una nadería, es muy importante para mostrar que es lo que quiere lanzar la cinta. Por un lado, tenemos a los científicos/mercenarios que van con equipos de primera y capaces de hacer frente a todo lo que se ponga por delante y, por el otro, tenemos a la familia que intentará sobrevivir con lo que tiene, temiendo que su vida acabe de un momento a otro. Con esto volvemos a esos momentos de la saga, en especial de la primera entrega, donde asistíamos a como personas corrientes se enfrentaban a los dinosaurios. Aquí recuperamos esa aventura, esa sensación de peligro constante que ya teníamos en la cinta de Steven Spielberg y es, con diferencia, lo más interesante. Por el lado armado, lo más interesante es la química entre los protagonistas y como se lanza un mensaje importantísimo: Conseguir esas muestras y no dárselas a ninguna organización que busque únicamente la salvación de quienes puedan pagar ese medicamento, olvidándose del resto del mundo. Este mensaje es muy importante en unos momentos donde vivimos que los más poderosos son los únicos que parecen tener acceso a todo. Y la suma de estas dos tramas consigue hacer que Jurassic World: El renacer sorprenda con mensajes tan necesarios.
Y también sorprende por la puesta en escena de Gareth Edwards y el guion de David Koepp. El guion de Koepp no para en ningún momento de lanzar ideas, de poner en peligro a los protagonistas y de tener momentos que recuerdan mucho a la Jurassic Park original. Gareth Edwards es un hombre que sabe perfectamente cómo sacar adelante cintas tan importantes como esta. Entre los dos, posiblemente, han conseguido mostrar en pantalla el mejor homenaje que se ha hecho nunca a Tiburón, la obra maestra de Steven Spielberg, y es que toda la trama del Mosasaurio es constantemente ver Tiburón, pero con dinosaurios. También saben muy bien cómo pasar de las escenas de acción más bestias a momentos íntimos que encogen el corazón de cualquiera y es que, Jurassic World: El renacer, tiene una de las secuencias más bonitas de toda la saga, una secuencia rodada con un cariño tan especial que puede conseguir emocionar muy fácilmente. También saben homenajear perfectamente a la saga original con secuencias que pueden calcar lo original pero que tiene los suficientes cambios para ser diferentes. Quizás, lo más flojo de la cinta sigue siendo la facilidad que tienen los personajes para encontrar material necesario en el momento más necesario, o también la forma que tiene Edwards de rodar ciertas escenas donde busca acongojar al espectador, pero se ve venir a leguas que es lo que quería hacer.
Y el reparto elegido no podría haber sido mejor. Scarlett Johansson y Jonathan Bailey son los personajes que más brillan dentro de la cinta. Quizás el personaje de Bailey algo más porque sorprende su rol y porque, fácilmente, podríamos ser nosotros alucinando con todo lo que se ve dentro de la isla. Es el nuevo Alan Grant de las posibles nuevas cintas. Johansson tiene un carisma y una presencia en pantalla realmente increíble, y verla afrontar todos los desafíos que se ponen por delante es alucinante. En cuanto a los dinosaurios podemos decir que está nueva fórmula genética que se han inventado funciona bastante bien y crea ese miedo/tensión digna de la saga. El nuevo D-Rex tiene una presencia increíble y mola mucho su diseño, el único problema es que sale poco en pantalla, recordando mucho al T-Rex de la primera entrega, que salía poco, pero se llevaba toda la escena él solo.
Jurassic World: El renacer logra revitalizar la franquicia al combinar una trama original con homenajes sutiles a las cintas clásicas. Con una narrativa dividida entre la misión científica y la lucha por sobrevivir de una familia común, la película recupera la esencia de aventuras y peligros constantes que caracterizan a la saga original. Bajo la dirección de Gareth Edwards y el dinámico guión de David Koepp, se introducen reflexiones sobre la ética y el acceso equitativo a recursos vitales en un mundo dominado por organizaciones poderosas. A pesar de algunos puntos débiles, como la previsibilidad de ciertas escenas y la conveniencia en el uso de recursos por parte de los personajes, la interpretación destacada de Scarlett Johansson y Jonathan Bailey, junto con el diseño de los nuevos dinosaurios, consolidan esta entrega como una experiencia emocionante y visualmente cautivadora que rinde tributo a la nostalgia mientras abre caminos hacia nuevas aventuras.
Deja un comentario: