Ninja Turtles: Caos mutante

Ninja Turtles. Caos mutante: Una explosión animada

Que Spider-Man: Un nuevo universo iba a suponer una revolución en la animación mainstream era algo que esperábamos, pero que -siendo honestos- no terminábamos de ver claro. A fin de cuentas la de la animación es una industria cara y muy precisa (el tiempo de trabajo que conlleva no permite asumir «rodar» escenas extras o experimentar a posteriori); todo está planificado desde las primeras etapas de la producción. Así, cuando filmes de gran presupuesto como El gato con botas: El último deseo o esta Ninja Turtles: Caos mutante deciden ser valientes, salir de los estándares y apostar por experiencias frescas y más «experimentales» hay que darles un voto de confianza. Más aún cuando el mercado tiende a la homogeneización de ideas y conceptos.

 

Ninja Turtles: Caos mutante

 

Y ese es el gran reclamo de la película dirigida por Jeff Rowe y Kyler Spears. A nivel artístico Ninja Turtles: Caos mutante es «diferente», mucho más cercano al mundo de la ilustración y el cómic que a los cánones del cine de animación. La nueva aventura de las tortugas juega con un estilo que bebe del grafitti y un dibujo que quiere parecer pintado a mano en el que abundan trazos fuertes y garabatos. Lejos de ser una decisión puramente estética, lo que busca es subrayar el tono urbano y juvenil de la película.

 

Ninja Turtles: Caos mutante es un título protagonizado por adolescentes y dirigido a los adolescentes. Y si bien la faceta artística puede atraer a un espectro amplio de público, la concreción en su target puede alejar a parte de los espectadores. A los evidentes cambios y simplificaciones respecto al material original (no estamos ante una adaptación de los cómics, sino a una reimaginación de los mismos) que podrían despertar las suspicacias de los más veteranos, se suma un contexto y una puesta en escena que apela directamente al público adolescente; pero solo a él. Y es algo que está bien, no todas las películas tienen que estar dirigidas a todo el mundo o tener capas específicas para niños y otras pensadas para los adultos. Ninja Turtles: Caos mutante es también valiente en eso. ¿El problema? Que corre el peligro de envejecer muy mal dado que usa un humor, unos modos y unas referencias extremadamente acotadas al momento actual que sufrirán cuando pasen las modas.

 

Relatado todo esto, lo irónico de la película es que su argumento y su mensaje van contra toda esa valentía que demuestran en su apuesta formal. Y esto sí es criticable. Caos mutante hace bandera de la inclusión y de la aceptación del diferente. De hecho el detonante de todos los conflictos es el mismo: ser aceptados por cómo son, sin importar su apariencia física. Pero claro, el sueño de estas tortugas es el de ser unos adolescentes normales: tener su pandilla de amigos, ir al insti, salir por ahí… El filme aboga por que sus protagonistas bajen a la mediocridad y renuncien a lo que les hace especiales. En lugar de valorar y resaltar la diferencia y la autenticidad, Ninja Turtles: Caos mutante premia la adhesión al rebaño, aún cuando sus protagonistas nacieron para destacar y hacer grandes cosas.

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