Un remake es una cosa sana, interesante e incluso necesaria cuando se da la vuelta a lo que propone la película en la que se basa, cuando se exploran caminos que se dejaron sin tocar hace veinte años, cuando David Cronenberg decide que Jeff Goldblum se va a convertir poco a poco en un engendro de la naturaleza y va a explotar esa degeneración en lugar de transformarle automáticamente en un monstruo. Pero copiar escena a escena, personaje a personaje, chiste a chiste, una película inglesa de hace tres años y convertirla en una película americana tendrá sentido para los productores cuando han llevado a cabo el proyecto, para los actores que de algo tendrán que comer, pero no aporta nada al espectador que ya ha podido ver esta en la televisión la película de Frank Oz.
El resto de actores están correctos dentro de lo que cabe, aunque dan la impresión de estar limitados por un guión que no consigue hacer que ninguno de ellos despunte. Sin lugar a dudas James Mardsen y Peter Dinklage sobresalen, tal vez por la naturaleza excéntrica de sus personajes. Cuando Danny Glover en cierto momento de la cinta exclama «yo ya estoy viejo para estas cosas» el espectador puede pensar tanto que se refiere a la situación que se vive en la película como a su situación actual en la industria del cine, y no sin cierta tristeza le daría la razón en ambos casos.
En resumen, este nuevo Funeral de muerte es olvidable hasta límites insospechados. No pierdan el tiempo con ella si ya han visto la versión anterior, y si no la han visto ni se les ocurra acercarse a esta, vayan al original.
Deja un comentario: