«Os dije que mi contacto era de confianza«
Hace la tira de años, en plena adolescencia, un monitor en una actividad para chavales nos pidió que nos imagináramos que éramos una persona completamente distinta. Todo valía, nos dijo, desde un caballero medieval hasta Al Capone. Aunque los detalles alrededor de ellas se van desdibujando, no olvido esas palabras, porque sé que en aquel momento pensé que por qué narices iba a querer ser yo un vulgar maleante. Aún a día de hoy la pregunta me persigue, aunque ir conociendo la naturaleza humana me ha hecho desviar la cuestión hacia aquellos que sí que se ven en la piel de un señor del hampa. Sin embargo (y esto ha sido un auténtico bálsamo esclarecedor para mi yo adolescente), sí que he descubierto en mí una curiosidad infinita por aquellos que se desvían del recto camino, lo que les motiva y cómo conviven con ello.
Creo que esta fascinación, que en el pasado más reciente se ha plasmado en la publicación de numerosas obras audiovisuales en torno a despiadados asesinos en serie, no deja de ser una sana manera de tratar de buscar al ser humano más allá del icono, el caco o el monstruo. Parte nuestra curiosidad de la necesidad de entender el porqué de ciertas actitudes y escalas de valores que no compartimos de nuestra voluntad inconsciente por ponernos en la piel de quien se atreve a hacer algo tan en las antípodas de lo que nos define a unos y a otros como personas ‘normales’.
«Danos tu dirección y te mandaremos algo de dinero«
Abel Alves y Miguel Carmona nos acercan ahora (gracias a las buenas gentes de Serendipia) al Asalto al Tren de Glasgow, el robo de más de dos millones de libras esterlinas (unos dos coma tres millones de euros) en la ahora ya lejana década de los sesenta del siglo pasado perpetrado por una banda de ladrones profesionales a la que se fueron sumando diversos especialistas dispuestos a quebrantar la ley a cambio de un jugoso pedazo del trofeo final de esta aventura. El cómic se esfuerza por mostrarnos esa ‘cara B’ que no vemos a menudo en el villano, su vida en casa, su relación con el resto del grupo, los lazos familiares y de amistad que atan a cada uno de los personajes con el resto y con su propio destino. Pretenden (y hasta cierto punto lo consiguen) que empaticemos con los que de normal serían los villanos y comprendamos lo que les mueve a dar este golpe.
Personalmente creo que el cómic se queda algo corto en su desarrollo para lograr del todo lo que se propone. Sin embargo, creo que sí consigue trasladarnos a la época y provocar en nosotros un sano interés por todo lo que rodeó a este golpe millonario. Serendipia completa el álbum con un apartado de ‘Trasfondo Histórico’ que nos ayuda a comprender mejor todo lo que aquí ocurre y las fuentes fotográficas a partir de las cuales se han construido los escenarios de este relato. Un cómic bastante completo por algo menos de veinte eurillos.
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