Afrontamos con algo de demora el tercer tomo de Eden: It’s an Endless World!, pero aquí estamos de nuevo con esta aventura que nos muestra el día después del fin del mundo. Este tercer tomo, superadas ya totalmente las presentaciones, nos presenta cómo vive la gente en este mundo roto y desesperanzado.

«Ya está muerto«

La vida es terriblemente dura para todos en una sociedad tan envilecida que los niños ven en la mafia y la prostitución salidas plausibles y aceptadas cuando alcancen la vida adulta. Si lo hacen, claro. Después de un par de volúmenes marcados por la contextualización scifi y bélica, nuestros protagonistas vuelven a una realidad cotidiana tanto o más cruda de la que nos habían mostrado hasta ahora.

El mundo de Eden recuerda al imaginado por James Cameron y Robert Rodríguez en su versión de Gunnm, principalmente en lo referente a la estética y al dónde está el foco de la historia: en los bajos fondos de una gran ciudad, aunque sin dejar de mirar a las altas esferas, con la corrupción andando a sus anchas por todas partes. Por lo demás Eden muestra un tono mucho más turbio y adulto. No esconde su violencia ni el drama de unos personajes dispuestos a lo peor por lograr sus objetivos.

Y el escenario principal de la acción de este tercer volumen es perfecto para mostrar todo eso: una casa de alterne en la que no faltan ni las drogas ni la violencia. Es interesante, sin embargo, como a pesar de todos los negros o grises muy oscuros, Hiroki Endo consigue colar pequeños rayos de esperanza en entornos tan terriblemente hostiles.

La pregunta que nos seguimos haciendo, ya conociendo no solo los antecedentes, sino el funcionamiento del propio mundo, es si este merece ser salvado o ya no existe redención posible.