Medusa se erige como la gran salvadora de los nuevos Inhumanos en la nueva etapa de Charles Soule como guionista.

«El trabajo está hecho. El trabajo vuelve a empezar«

Ahora sí que sí. Tras el prólogo de Matt Fraction, recordemos que Inhumano #1 contenía los número 1 y 2 de Inhumanity (con lo que el presente volumen es, en realidad, el primero de la colección), llega Charles Soule para recoger el relevo y levantar sobre los cimientos puestos por su predecesor una serie con la capacidad de rivalizar con las de la franquicia mutante, nada menos.

Y es que basta con echarle un ojo a este número para constatar que los X-Men son la serie de referencia sobre la que pivotarán los próximos números de Inhumano. La captación de nuevos sujetos con poderes y su posterior entrenamiento constituyen las dos piezas clave del argumento de las entregas de julio y agosto de esta colección. En este caso le toca a un chaval majo y comprometido con su familia (ah, y batería en un grupo) que viene a ser la versión inhumana de Bobby, pero con unos cientos de grados más a flor de piel. Dante, que es como se llama nuestro pipiolo, le vendrá muy bien a Medusa ahora que parece que los enemigos le crecen como setas a la reina de esta antigua raza.

Y como toda buena serie de mutantes necesita su Magneto, Soule realiza una primera prueba con Lash, un personaje desarrollado en colaboración con Fraction y Joe Madureira que parece ser que se dedica a eliminar a los inhumanos de sangre impura y que, por lo tanto, «eclosionan» de forma incompleta tras la exposición a las nieblas terrígenas… La verdad es que como villano se le adivina una trayectoria algo corta (lo que tarden las nieblas en dispersarse) y su tendencia a la soledad hace bastante complicado que termine montando su propia Hermandad de Inhumanos Malvados.

«La gente no suele querer oír a Slayer en sus bodas«

Pero no todo son semejanzas con la serie creada por Stan Lee y Jack Kirby. I.M.A. ha desarrollado una afición insana por robar artefactos de tecnología inhumana y por secuestrar a individuos recién eclosionados (como ya vimos en las páginas de La Imposible Patrulla-X #22), convirtiendo a esta organización terrorista en uno de los principales enemigos del destrozado reino de Medusa. Por otra parte, aunque no me extrañaría que la serie terminara revirtiendo a ello, el rechazo y los prejuicios no parecen ser los principales temas de reflexión cuando existe una nación entera de seres que, al menos de momento, habitan la desembocadura del río Hudson… Aunque, ahora que lo pienso, ya tuvimos una nación mutante (Genosha) y una isla mutante (Utopía), que se encontraba, sin embargo, en la bahía de San Francisco.

El pensamiento que me generan los primeros números de Inhumano es el de que no vamos a ver nada nuevo bajo el sol. Pero (y este es un gran punto a su favor), al igual que el nuevo Nova revive en una nueva generación de lectores las sensaciones que causó en su momento Peter Parker al convertirse en Spider-Man, la formación de Dante como Inhumano y las futuras adhesiones al grupo de protagonistas (¿se unirá cierta viejecita de Vengadores I.A.?) tienen la virtud de regenerar los sentimientos que causó la Patrulla-X original hace cincuenta años tanto en los nuevos como en los lectores más veteranos de cómics.

Charles Soule, en resumen, ha creado un cómic muy entretenido de leer. Las sorpresas, si tiene que haberlas, llegarán cuando tengan que llegar, de momento resulta tonificante contemplar los primeros pasos de una serie tan nueva y a la vez tan vieja.