El penúltimo fenómeno marvelita ya está entre nosotros. Un nuevo periodo en la Casa de las Ideas se está abriendo ante nosotros, con nuevos personajes y nuevas sensibilidades con todas las armas para hacerse con un espacio predominante en el panteón que llevan ocupando tanto tiempo los Iron Man, Thor o Capitán América. El primero en llegar fue Miles Morales, un Spider-Man de origen latino que con el paso de los años se ha ido ganando el cariño y respeto de autores y lectores (tanto es así, que desde su aparición en 2011 ha sido el pilar fundamental del universo Ultimate).
A este le han seguido personajes como Nova, Thor, o Ms. Marvel. Todos ellos responden a una renovada forma de concebir el mundo del cómic superheroico, que si bien tiene un evidente componente de marketing –¿cuándo no es así?–, ilustra el cambio que han experimentado nuestras sociedades en las últimas décadas y da voz a una generación para la que la diversidad es la norma y el patrón de los héroes clásicos (hombre blanco, heterosexual y protestante) ya no es un referente (o al menos el único).
Tanto es así que no hay más que echar un vistazo al plan de la editorial una vez finalicen sus Secret Wars para comprobar cómo será el nuevo terreno de juego, con los ya citados Spider-Man, Thor o Nova formando parte de la alineación principal de Vengadores. O la importancia de sus respectivos guionistas, como el caso de G. Willow Wilson quien, además de continuar narrando las andanzas de Ms. Marvel, suma un interesantísimo proyecto que también va en esta nueva línea de actuación: A-Force, un potente equipo formado por vengadoras.
Ms. Marvel se presenta también como una de las firmes apuestas de la editorial para implantar todo un cosmos inhumano entre sus personajes, a fin de afianzar su posición de relevancia de cara al estreno de su película. En Marvel, como ya sabemos todo, no dan puntada sin hilo.
Una chica de Jersey, adolescente, paquistaní, musulmana, de familia conservadora, inhumana, heroína… Kamala Khan lo tiene todo para convertirse en un personaje de referencia dentro de la editorial. Su llegada supuso todo un soplo de aire fresco y desde el principio conectó muy bien con la audiencia, tratando temas como la integración, la (a veces) difícil vida en el instituto, los conflictos por la conciliación entre una religión que no la trata como a una igual por ser mujer y una forma de vida occidental en la que no suele haber espacio para las tradiciones. Este primer volumen profundiza en todo ello y conforma el espacio en el que se va a mover nuestra heroína, presentando a su plantel de aliados y los primeros villanos.
El tono de la historia que ha concebido G. Willow Wilson es bastante desenfadado, con un lenguaje muy cercano y que se posiciona al lado del lector. Y es que la propia Kamala es una fan de los superhéroes, una supergrupi en toda regla, lo que da lugar a una dinámica muy divertida cuando se encuentra con alguno de los personajes a los que siempre ha adorado desde la distancia. Así que, evidentemente, el humor forma parte fundamental de la narración, algo a lo que Marvel nos tiene muy bien acostumbrado (no hay más que ojear el Spiderman de Slott, el Ojo de Halcón de Fraction o Guardianes de la Galaxia de Bendis).
Wilson no se limita a exportar fórmulas ya machacadas a su personaje, sino que se preocupa en jugar con los conceptos y darles un giro fresco y divertido. El ejemplo más claro lo encontramos en cómo se enfrenta a la transformación de Kamala derivada de la explosión de la bomba terrígena. A diferencia de lo que hemos visto en otras colecciones (como Vengadores Reuníos o Inhumano), no vemos a la heroína «renacer» del capullo, sino que nos metemos en él y la acompañamos en un viaje interior que define muy bien sus miedos, anhelos y esperanzas.
Ms. Marvel es un must-read para todo aquel descreído del cómic de superhéroes que piensa que estos se han quedado anticuados. Bajo la máscara de Ms. Marvel encontramos todo un mundo a explorar que golpea con fuerza para abrir fronteras y acercar a sus personajes a nuestra rmulticultural realidad.
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