A estas alturas ya sabemos que Dan Slott ha sido el autor designado por Marvel Comics para hacerse con las riendas de la primera familia en el marco de Marvel Legacy con el objetivo de vovler al lugar de preeminencia que nunca debieron abandonar en la editorial. Pero de no haber sido Slott, la lectura de de Marvel 2 en Uno: La Cosa y la Antorcha Humana nos revela que Chip Zdarsky habría sido una opción muy válida para acometer tan complicada empresa.

Una vez sentadas las bases de la colección (como vimos en entregas anteriores) Zdarsky dedica los siguientes números (#4-6) a explorar el multiverso, cumpliendo la promesa que nos había hecho al comienzo de esta nueva aventura. Ben y Johnny, acompañados de Muerte y Rachna, la misteriosa compañera de viaje que conocieron recientemente inician la búsqueda de Reed, Sue y los niños, pero su primera parada exige lo mejor de ellos mismos para salir airosos.

Zdarsky los deja caer en una Tierra que difiere en un aspecto esencial: la esperanza de Reed Richards. Encontrarse a un Mr. Fantástico superado por la tragedia y con la voluntad doblegada solo significa una cosa… el triunfo de Muerte. Un matiz en un acontecimiento concreto supuso un punto de divergencia entre Tierra Primordial (la oficial del universo Marvel) y la que protagoniza esta aventura, haciendo que nuestros protagonistas reconozcan como familiares el entorno y los habitantes de esta realidad, pero al mismo tiempo les resulte desconcertante. Zdarsky tira de estudios y conocimientos de la historia marvelita para regalarnos unos cuantos guiños y homenajes.

El poder jugar con realidades alternativas es todo un caramelo para el equipo artístico de turno, pues puede hacer y deshacer a su antojo. Pero hay ciertas constantes que permanecen, y la llegada de Johnny y Ben es el recordatorio que necesitan el Reed Richard de este mundo extraño y todos sus aliados. Sin entrar en detalles para no estropear en exceso las sorpresas, resulta un agradable e inesperado descubrimiento una de las parejas «imposibles» que vemos en esta Tierra.

Pero al margen de la búsqueda de Sue y Reed (el mcguffin de la aventura), lo que trasciende en estos números (también en Marvel 2 en Uno #7) es el trabajo del guionista con Victor von Muerte. El otrora villano, ahora antihéroe de muy malas pulgas, entró en la colección con ciertas dudas, recordando más a la megalómana némesis de Los 4 Fantásticos que al hombre que intenta redimirse desde el final de las Secret Wars. El objetivo de Zdarsky -más allá de que no se sienta cómodo con el renovado carácter del personaje- es el de explorar la oscuridad inherente a Muerte, y para ello tiene que enfatizar ese carácter irascible y soberbio que siempre le ha sido tan natural.

El autor se pregunta si la redención de Muerte, si su apariencia «ironmanizada» es eso, una simple apariencia o es de verdad. Y para ello lo enfrenta contra sí mismo, contra una versión que ha sido devorada por su ego y su orgullo. La conclusión que saca Zdarsky quizás no sea la que podamos esperar.

Marvel 2 en Uno: La Cosa y Víctor von Muerte – Iron Man #7 se mueve en la misma dirección. La grapa española recoge el primer Annual de la serie, que vendría a funcionar como una cara B del desenlace de las Secret Wars. Si recordáis aquella historia, Jonathan Hickman redujo la escala de aquel macroevento a un cara a cara entre Reed y Muerte. A consecuencia de aquello, el primero desapareció para crear un nuevo universo, y el segundo encontró la inspiración para ser un héroe. ¿Pero cómo dio ese volantazo a su trayectoria el latveriano? Zdarsky, tirando del trabajo de Hickman (tanto de las Secret Wars como de sus 4 Fantásticos) intenta arrojar luz al respecto. Con el mismo objetivo en mente: analizar y discutir el legado del Doctor Muerte.

Y ahora sí que sí, estas entregas siguen para despedir a Jim Cheung, que toma el relevo de un formidable Valerio Schiti para poner el cierre al primer arco argumental de una serie que es digna regente hasta el retorno de Los 4 Fantásticos.