«¡La gente lo ondeará como llamamiento al fascismo!«

¡Menuda crudité nos han ofrecido a lo largo de estos cuatro números Chip Zdarsky y Daniel Acuña! Más allá de los superhéroes, más allá de la imaginación necesaria para verlos en un mundo del mañana devorado por un fascismo con piel de cordero y más allá de las batallas, el paso del testigo y los ingredientes habituales en un cómic de estas características, la pareja creativa detrás de este Vengadores: Crepúsculo nos ha dejado con una profunda, cruda y nada halagüeña visión acerca del futuro más próximo a nosotros que nos obliga a repensar en las cosas que estamos haciendo y decidiendo hoy en día y en las consecuencias que las mismas pueden tener en el mundo del mañana (y no, no me refiero a ese chili picante que te acabas de meter entre pecho y espalda, sino a quien votaste [o por qué decidiste no votar] o con qué ley injusta estuviste de acuerdo sin pensar en qué pasaría cuando comenzase a afectarte a ti también).

Es tan duro este Vengadores: Crepúsculo que ha puesto Panini en nuestras librerías que su resolución se nos antoja casi de cuento de hadas. ¿Mueren héroes? Sí. ¿Caen inocentes durante la lucha contra Cráneo Rojo? A cientos. Pero con todo y con ello se nos hace complicado entender que una sociedad idiotizada y polarizada hasta la náusea sea capaz de desprenderse de sentimientos partidistas para juzgar a los que mandan por sus acciones y no por sus colores. ¿O acaso alguien duda de que si mañana saliera a la calle tal o cual político/a con un machete y se pusiera a degollar transeúntes no habría todavía quien le defendiera entre sus votantes? Sirva de ejemplo lo que está pasando con la DANA en Valencia. Sirva de mayor ejemplo que quienes me estén leyendo de cada uno de los dos lados de la moneda en este país estarán pensando que hablo de una persona o de un partido distintos.

«A veces cuando ganas… también pierdes«

Vengadores: Crepúsculo, salvo este último detalle, está muy bien porque, entre otras cosas, viene a sumarse a otras muchas publicaciones que nos alertan de algo que los más pesimistas vemos acercarse de manera inexorable (y es que no olvidemos que en Estados Unidos ha vuelto a ganar Trump, después de que le echaran una vez y estuviera a punto de liar una muy gorda). Quizás si el mensaje se repite una y otra vez, el personal comenzará a tomarse en serio las señales de alarma acerca de la pérdida de derechos que estamos experimentando los ciudadanos de a pie al tiempo que van regresando a hurtadillas los viejos y los nuevos fascismos  del color y del signo que más nos apetezcan. Vengadores: Crepúsculo nos habla ya no del presente, sino del pasado más reciente como un momento feliz en la historia de la humanidad que nos hemos empeñado en destruir y enterrar entre unos, los que mandan y están más cómodos cuando no hay riesgo de que les echen, y los otros, los mandados, que somos directamente idiotas.

Vengadores: Crepúsculo #4

Ojalá bastara con una gran batalla contra el vilano de turno. Ojalá fuera suficiente con un Hulk desatado por las calles de una gran ciudad. Ojalá veinticuatro horas de destrucción fueran todo lo necesario para que unos y otros abriéramos los ojos. Pero lo cierto es que necesitaríamos a Hulk haciendo un tour por todos los municipios de cada país para comenzar a tomárnoslo en serio igual que haría falta que una DANA arrasase la capital de la Comunidad Valenciana cada dos meses para que los políticos decidieran por fin comenzar a trabajar juntos en solucione en lugar de tirarse trastos a la cabeza mientras la gente a su alrededor les contempla abochornada.