«Estoy aquí para ayudar; es mi trabajo. Hice un juramento«
Está haciendo los deberes muy bien Marvel (y Panini en nuestro país) con este Vengadores: Crepúsculo. Primero porque es una serie cerrada, cortita (apenas cuatro números dobles) y que no necesita más espacio para desarrollarse. Con esto la Casa de las Ideas se asegura una historia que va a quedar fetén en un tomito en cartoné de aquí a un par de años y que va a poder leerse de forma independiente a cualquier otra historia, para gusto de quienes no quieren (ni necesitan) una lista de tareas de lectura infinita antes de encarar su próxima lectura comiquera. Y segundo porque lo está espaciando y dejando el tiempo necesario para que saboreemos y digiramos lo que acabamos de leer. Vengadores: Crepúsculo puede que sea la versión marvelita del Reino de la Distinguida Competencia, pero también es una lectura intensa que merece madurar en nuestra cabeza antes de lanzarnos a por el siguiente capítulo.
Nos cuenta Julián M. Clemente que la idea de esta miniserie se fue fraguando en la mente de Tom Breevort desde 2016 y no lo pongo en duda, pero se nota que el trabajo de llevar la idea a buen puerto lo han hecho Chip Zdarsky y Daniel Acuña en tiempos mucho más recientes, porque una vez más (el otro día lo comentaba con el último número del Thor de Al Ewing y ya lo hemos visto bastante a saco durante la larga Caída de X que ahora va a terminar) los bulos, las fake news, la desinformación y el lavado de cerebros vuelven a jugar un papel importante en la trama que el equipo creativo utiliza para contar lo que no deja de ser una batalla más (quizás una un tanto más definitiva) entre Cráneo Rojo y los Héroes Más Poderosos de la Tierra.
«Sé que crees que estás haciendo lo correcto…«
Esto es así porque, a no ser que vivas de ermitaño en un lugar libre de cobertura móvil, sin internet, televisión ni nada que se le parezca (en cuyo caso, ¿qué haces leyendo esto?) por fuerza tienes que haber sido víctima del desmadre informativo en el que vivimos. Campañas de desinformación, grandes compañías decidiendo qué se publica y qué no (e, incluso, qué es lo que nos debería preocupar), internet, otrora un mar de información disponible para todos, reducido a un filtro polarizador de la sociedad hacia cada uno de sus extremos… Vivimos unos tiempos verdaderamente difíciles de comprender y de sobrellevar si uno pretende tener un mínimo de independencia en lo que viene siendo su cabeza y esto no le pasa desapercibido a una Marvel que siempre ha tratado de ser un espejo en el que se pueda mirar cada nueva generación de lectores de cómics.
Así, la Casa de las Ideas vuelve a alertarnos en este Vengadores: Crepúsculo #3 sobre los riesgos que conlleva el dejarse llevar por el tsunami desinformador en el que se ha convertido casi todo lo que es más o menos oficial. Frente a ello, Marvel nos anima a abrir bien los ojos y a centrarnos en la verdad que tenemos delante de nuestras narices, más allá de cualquier espejismo que nos pretenda vender tal o cual partido o tal o cual compañía. Porque si uno se centra en las personas y en lo que le rodea sin hacer mucho caso del ruido que nos pretender colar al final terminará acertando más veces de las que se equivoque. Por eso aquí, en este cómic, el Capitán América y el resto de Vengadores y Defensores parten de ayudar a los más necesitados, a quienes no tienen ni un techo bajo el que cobijarse, antes de ampliar su acción al verdadero enemigo. Porque al final, por más trolas que nos cuenten, terminamos sabiendo quién nos ha hecho bien y quién nos ha tratado de hacer daño.
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