Kingpin

El Reinado del Diablo #3: Que arda todo

El Reinado del DiabloChip Zdarsky y Marco Checchetto pasan ya el ecuador de su «evento» poniendo toda la carne en el asador. Kingping ha sobrepasado el punto de no retorno en su cruzada contra los vigilantes de Nueva York, algunas alianzas empiezan a desquebrajarse y varios personajes revelan sus verdaderas intenciones. Este tercer número que Panini Cómics nos trae sobre El Reinado del Diablo apuntala -a falta de conocer el desenlace- su condición de gran aventura de la temporada maverlita.

 

«¿… estás planeando matar al @#&% alcalde»

 

Si la primera mitad del evento tenía un marcado carácter expansivo, atrayendo a muchas de las figuras importantes de la editorial y excediendo las “fronteras” de la colección de Daredevil, de tal forma que no hacía falta haber seguido aquella para disfrutar de la propuesta de Zdarsky; ahora que toca entrar en algunos porqués y en preparar el escenario de cara al clímax final, el guionista hace énfasis en la estrecha relación entre El reinado del diablo y la serie del Hombre sin miedo. Como es evidente, esto supone un peaje para quienes no hayan leído a Daredevil en solitario, que notarán la falta de contexto respecto a algunas situaciones.

 

Esto no resta, sin embargo, valor al evento como producto generalista. Sigue disfrutándose como el primer número y la trama principal (Kingpin contra todos) se sigue a la perfección sin necesidad de entrar en las motivaciones de este o aquel personaje. A este respecto El reinado del diablo es una de las aventuras más disfrutonas que hemos leído en Marvel Comics en los últimos tiempos.

 

Kingpin

 

No se nos puede escapar que esta es una historia centrada en Wilson Fisk. Todo gira en torno a él. Es él quien desencadena el conflicto y quién, por acción directa o derivada, ha propiciado los diferentes escenarios y subtramas: la lucha por la alcaldía, la búsqueda del poder del Hombre Púrpura, el «ascenso» de los Thunderbolts como agentes del orden… Salvo alguna discutible licencia mágica que se permite Zdarsky para recrudecer la amenaza, todo fluye de forma muy orgánica. El guion está muy bien armado y funciona porque tiene muy claro cuál es el foco: Kingpin es un animal herido, uno con poder real (económico y político) y está dispuesto a usarlo para acabar con sus enemigos, aunque eso signifique todo deba arder. Y en ese punto nos quedamos de cara al último capítulo.

Acerca de Daniel Lobato

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El padre de todos, pero como a Odín, se me suben constantemente a las barbas. Periodista de vocación cinéfila empecé en deportes (que tiene mucho de película) y ahora dejo semillitas en distintos medios online hablando de cine y cómics. También foteo de cuando en cuando y preparo proyectos audiovisuales.

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