Ed Brubaker y Salvador Larroca son los nombres propios del octavo volumen de La Imposible Patrulla-X que publica Panini Cómics dentro de su línea Marel Must-Have y que muestra a la «otra» Patrulla-X de Brubaker.
«Lobezno sabía encajar las bromas«
Recordemos que los acontecimientos del golpe de estado que colapsó al imperio Shi’ar tuvo como consecuencia la partición del equipo, con miembros como Polaris o Kaos metidos en la guerra civil de dicho imperio, mientras que otros como Rondador Nocturno o Charles Xavier conseguían volver a la Tierra gracias a la depuesta del trono Lilandra. A Brubaker le gusta un buen reto y su cabecera juega desde ese momento en dos frentes bien diferenciados, pero igual de emocionantes para la audiencia.
Así, en Los extremistas el foco se pone en casa, con Tormenta liderando una expedición al territorio morlock, mientras que Xavier hace su propia búsqueda a fin de evitar más bajas en las ya exiguas filas mutantes. Dos caminos que terminan convergiendo en una trama en la que se conjugan profecías, ataques terroristas, traiciones y alguna que otra cuenta pendiente.
Brubaker sigue explorando las consecuencias del Día-M y se centra en esta ocasión en los más desafortunados entre los desafortunados. Los morlocks ya como mutantes vivían escondidos, aislados de humanos y del resto de sus congéneres. Sus poderes o apariencias solían obligarles a vivir al margen por vergüenza o incomprensión. El Día-M no hizo sino acentuar dicha situación para los pocos que habían mantenido sus poderes. Una desesperanza y desesperación que les hace abrazar cualquier resquicio al que aferrarse… aunque eso signifique tomar las peores decisiones posibles.
Esta aventura sirve también para reconfigurar algunas dinámicas, como la de Hepzibah y Sendero de Guerra o volver a poner a Magneto sobre el mapa, pues los caminos de las diferentes cabeceras de la época conducen inexorablemente a Complejo de Mesías, como también pudimos ver en el volumen Especie en peligro.
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