Hace poco escribí un artículo sobre como CD Projekt Red había conseguido, tres años después, que Cyberpunk 2077 fuera el juego que habían prometido desde un principio. Un juego lleno de cosas por hacer, con una ciudad creada de cero y llena de vida. Y todo esto ha llegado gracias a la actualización 2.0 que conseguía solventar todos los problemas de bugs, de rendimiento y hacer que el juego sea disfrutable. Pero todo esto también trajo consigo el DLC Phantom Liberty, un DLC que nos ubicaba en una nueva zona dentro del juego y que traía un nuevo final para las aventuras de V por Night City. Y hay que ser sincero que cuando se anunció, todavía con el juego base sin pulir, las expectativas no eran muy altas. Idris Elba era la cabeza visible en esta ocasión, como ya lo fue Keanu Reeves con el juego principal. Y lo cierto que después de conseguir “platinear” el DLC se puede decir que Phantom Liberty si que está a la altura de lo que debió ser el juego base desde un principio. Cyberpunk 2077: Phantom Liberty tiene una historia apasionante, una nueva zona enorme y alguno de los mejores momentos de los últimos años. Esta si es la redención de CD Projekt Red.

No sabría deciros cuando se activa el DLC dentro del juego, pues cuando yo lo comencé ya estaba sacándome los diferentes finales de Cyberpunk 2077. Pero la historia se engancha justo antes de que la historia de V desemboque en su épico final. Cyberpunk 2077 – Phantom Liberty arranca de una manera espectacular, con un combate super epico contra una maquina y desde ese momento no baja el acelerador para nada. Puede parecer que las diferentes misiones que han metido en este DLC hacen que el ritmo sea algo lento, pero para nada, en todo momento estás haciendo algo, ya sea por las bandas que ocupan Dogtown o por los diferentes encargos que tenemos desde el principio activados en esta nueva zona. Pero Cyberpunk 2077 – Phantom Liberty sabe que lo jugadores vienen ya de la historia principal que, todo sea dicho, después de pasar las primeras cinco horas, su mundo cobra otra dimensión y lo que hacen con esa historia es increíble, por lo que la historia y las misiones de Cyberpunk 2077 – Phantom Liberty no podían bajar el ritmo. Y es que las misiones del DLC tiene algo más de variedad que las del juego base. Me explico.

Cyberpunk 2077 tiene misiones muy variadas donde tenemos que ir a ciertos puntos, coger algo, salir de allí y llegar a otro punto o comenzar misiones que no sabes realmente donde te llevarán. Pero Cyberpunk 2077 – Phantom Liberty me he encontrado con misiones de escolta algo distintas, como estar con un francotirador e ir abriendo camino a nuestro compañero a medida que él nos va diciendo, o misiones donde tenemos que hacernos pasar por otras personas en un giro a las misiones de infiltración tradicional, por no hablar de la misión del juego de la ruleta donde tenemos que jugar la ruleta a la vez que interrogamos a unos personajes. Toda esta variedad de misiones hace que en todo momento el DLC esté como innovando lo que ya innovaba el original. Y otra cosa que hace bien es que omite casi por completo ponerte como objetivo opcional que no te descubran en algunas misiones, porque yo creo que dan por hecho que nadie hace las misiones de sigilo cuando tienen armas realmente destructoras y que tampoco te estropean la misión si lo haces por la fuerza.

A nivel gráfico puede ser la cosa más potente que hay actualmente en consolas (con permiso de Alan Wake II que tampoco tiene sentido) pero la mejora que ha conseguido introducir CD Projekt Red dentro de la actualización 2.0 es una barbaridad. Ha llegado un punto en donde es muy complicado diferenciar personas reales de digitales en el mundo de los videojuegos. Y el juego rinde perfectamente a 60 fps sin caídas y todo fluye perfectamente. Algún bug tonto me he encontrado, como momentos cinemáticos donde alguno de los personajes sin saber porque tiene un arma en la mano flotando, etc… pero son cosas que no influyen para nada en la experiencia. Y para los completistas, decir que el final de Cyberpunk 2077 – Phantom Liberty tiene cuatro vertientes, diferencias de dos a dos y donde alguna de ella tiene un final nuevo para la historia de V omitiendo, casi por completo, el final del juego original. Eso sí, este final posiblemente sea el más demoledor de todos.

En definitiva, pocos peros se le pueden poner a una expansión tan bien trabajada y conseguida como es Phantom Liberty, lo único que se puede achacar es que el juego base no estuviera así en el día de su lanzamiento y que si lo esté tres años después. Pero dentro de todo esto ya se puede disfrutar de uno de los grandes videojuegos de los últimos años. Ahora esperemos que CD Projekt Red haya aprendido la lección y de tiempo a sus trabajadores para la futura secuela del este titulo que, si sigue el patrón que tenía este, puede ser algo realmente apabullante.