Tengo que ser claro. Antes de probar la versión final de Neva, mi juego favorito del año era Black Myth: Wukong. Pero como es la cosa que, jugando y terminando Neva, eso ha cambiado por completo. Neva se ha convertido en mi GOTY del año. No solo porque lo que trasmite a lo largo de la aventura es increíble y emocionante, sino porque te genera esa sensación de querer seguir jugando sin parar hasta terminarlo por completo, pero a la vez tienes ese miedo de el vacío que puede llegar al acabarlo. Hace unos meses realicé un vídeo sobre lo que me había parecido la demo del juego, una demo que te permitía jugar la primera estación del mismo, Verano; y comentaba lo impresionado que me había dejado no solo de las influencias que tenía de la obra de Fumito Ueda (ICO, Shadow of the Colossus, The Last Guardian) sino de cómo Nomada Studio había conseguido evolucionar en su fórmula respecto a Gris. Ahora no solo tenemos un juego precioso -diría que es el juego más bonito al que he jugado este año-, sino que también tenemos un juego cuya historia es mucho más clara y donde cada avance es mucho más emocionante que lo anterior. Neva es una auténtica joya.

Neva deja de lado aquella historia sobre la depresión que intentaba contar Gris para centrarse en otro tema también importante como es la naturaleza. Neva arranca con nuestra protagonista junto con un cachorro llamado Neva, que van viviendo su vida hasta ver como algo ha conseguido que el mundo caiga en un agujero negro lleno de maldad y que va consumiendo todo a su paso. A medida que vamos avanzando en las diferentes estaciones, vamos a ir enfrentándonos a estas erosiones en el mundo y a unos seres que solo quieren que el mundo este sumido en la más profunda oscuridad. Sí, Neva es un juego que tiene acción, pero su mecánica principal sigue intacta: atravesar diferentes escenarios, resolviendo puzles y escalando diferentes plataformas para llegar al final del nivel, enfrentarnos a un boss final y avanzar hasta la siguiente estación. Y no os penséis que se repiten escenarios y demás. No. Todos los escenarios de Neva son distintos unos de otros y todos ellos están llenos de secretos que descubrir y puzles que, sin ser demasiados difíciles, nos mantendrán entretenidos a lo largo de la aventura.

El sistema de combate no es demasiado complejo de manejar, tenemos un botón de ataque, otro de esquiva y otro de salto. Así podremos hacer frente a los diferentes enemigos las primeras veces. Más adelante la cosa evoluciona con nuevas mecánicas que no quiero especificar para no estropear sorpresas. Los enfrentamientos contra los bosses son dinámicos y en muchas ocasiones van a haceros pasar un mal rato. Pero sin duda alguna, el corazón de todo este juego es la relación de Alba con Neva. Desde el principio de la aventura, cuando todavía es un cachorro, Nomada Studio se ha esforzado para que sintamos de todo si le pasa algo a Neva. Todo ello lo consiguen con situaciones límite o con pulsar un simple botón donde podremos acariciar a Neva, llamarla o simplemente consolarla. Con esto tan simple, pero a la vez tan complejo, conseguimos empatizar con Alba y con Neva. Y todo aquel que haya tenido un compañero animal sabrá, por supuesto, a que me refiero. A medida que avanzamos en el juego, Neva va creciendo, ofreciendo muchas más posibilidades en el gameplay y en las mecánicas. Y es que el vínculo que se crea con Neva es tan fuerte que, cuando falta por alguna razón, sientes que te falta algo y eso creo que es el mayor éxito del juego: conseguir que nos importe.

Pero tengo que reconocer que cuando realmente el juego hizo “tic” dentro de mí fue en un momento en donde el enemigo principal nos está persiguiendo y tenemos que ir subiendo de rama en rama de un árbol hasta llegar a lo más alto del mismo, allí arriba tener un enfrentamiento y conseguir vencer. Ese fue el momento donde vi que Neva había calado de una manera que no había pensado hasta ese momento. El resto es historia. Y es que Nomada Studio sabe como crear grandes momentos que se quedan grabados en la memoria, ya sea una persecución como la que acabo de decir o un enfrentamiento al ritmo de una banda sonora que realmente sabe funcionar perfectamente en todos los momentos del juego. Y así, poco a poco, ves como Neva con sus mecánicas, con su historia, con su arte y su belleza consiguen calar dentro de ti. Gris me gustó, pero no pensé que Neva fuera a convertirse en mi juego favorito del año. Y eso también se nota cuando un estudio, un creador y una compañía van a la par, cuando saben realmente que quieren contar y de la forma que lo hacen. Nomada Studio podría no haber innovado demasiado en su segundo juego, pero han conseguido seguir creando arte. Además, el juego dura unas 3 horas hasta completarse, pero es muy rejugable para conseguir el 100% de la aventura.

Neva va mucho más allá de ser un juego bonito. Es un juego donde los sentimientos están a flor de piel, traspasan la pantalla y el mando, te sacuden y, cuando te quieres dar cuenta, estás con lágrimas en los ojos. Es muy difícil emocionar, pero si se hace bien puede ser increíble. Gris conseguía emocionar, pero Neva consigue que realmente todo te importe. Desde ya, Neva es uno de los grandes juegos del año y posiblemente el mejor juego que ha salido de un estudio español. Que ganas tengo de ver que es lo próximo que nos presentan Conrad Roset y su equipo. Un Conrad Roset que puede mirar cara a cara a los grandes creadores de videojuegos contemporáneos. En serio, menuda maravilla de juego.

Analizada la versión de PlayStation 5.