Siempre hay un debate alrededor de los videojuegos que muchas veces es como si se quisiera debatir algo que no tiene ningún tipo de debate. No hablo de la discusión sobre la dificultad de algunos videojuegos y de si debieran tener un modo fácil o no, hablo del debate sobre si los videojuegos debieran ser considerados arte.
Si atendemos a la definición de arte, expresión de cualquier actividad creativa y estética por parte de los seres humanos, donde se plasman sus emociones, sentimientos y percepciones sobre su entorno, posiblemente muchos videojuegos no entren en esa definición y sean medios de transporte a la diversión sin miramientos. Pero si atendemos a esa definición, la de plasmar las emociones, sentimientos y percepciones de su entorno, entonces muchos videojuegos son uno de los medios de expresión artística más importantes que existen.
Rápidamente me vienen a la cabeza juegos como ICO, la saga de Ori, Journey, The Pathless, Hellblade, Hollow Knight, Blasphemous o incluso triples A como Death Stranding, que tienen detrás de sí una sucesión de decisiones artísticas, de expresión sobre algo concreto que quieren contar y cómo perciben el futuro que las convierten en obras artísticas importantísimas.
Hace cosa de seis años salió a la venta Gris, un juego de un estudio español donde, claramente, su ambición estética era increíble para contar el viaje de Gris a través de diferentes escenarios para hablar sobre la depresión, sobre la pérdida y sobre aquellos males que pueden afectarnos. Gris supuso algo realmente increíble, no solo a nivel de historia, de puzles y de demostrar que se podía hacer un juego sin un ápice de acción, pero Conrad Roset y su equipo lo lograron. Hicieron arte. Y cuando pensábamos que era muy complicado alcanzar el nivel artístico de Gris, Nomada Studio y Conrad Roset vuelven a lograrlo con Neva, una nueva obra de arte.
No voy a hablar del juego final, solo de la demo que he tenido la oportunidad de probar y que me ha dejado claro que el nuevo juego de Nómada Estudio va mucho más allá de repetir el éxito de Gris y que la ambición del equipo español por su obra es mucho más grande. Y es que desde el principio dejan claro que el juego va a volver a ser una historia de superación, una historia de tirar hacía delante y de luchar contra todas las adversidades posibles. Pero no solo eso, también han conseguido crear una obra que combina diferentes estilos, que recuerda en muchos momentos a las obras de Fumito Ueda como ICO o The Last Guardian, también en algunos diseños puede recordar a la saga Ori, pero Neva tiene tanta personalidad que consigue atrapar por todo.
No sé si será una percepción mía, pero la obra de Fumito Ueda ha dejado marcado a más de una generación de creadores de videojuegos que han intentado imitar su obra sin llegar a conseguirlo. Cuando empiezas Neva lo que te llama la atención, a parte de lo bonito y bello que es, es que esta vez vamos acompañados de un animal, de una especie de zorro perro con cuernos de nombre Neva. Y es así como consiguen diferenciarse por completo de lo que Gris hacía. Allí estamos siguiendo los movimientos de nuestro personaje sin más preocupaciones, aquí, con la inclusión de Neva no solo estamos nerviosos por nosotros, sino que también de que no le pase nada a nuestro acompañante. Todo esto ya se veía en las tres obras de Ueda, donde nuestro héroe no estaba solo en ningún momento.
Aquí Neva es nuestro acompañante, es un cachorro que tiene miedo, que disfruta del viaje junto con nosotros y que demuestra, en algunos momentos, que necesita protección. El mundo de Neva empieza bonito, lleno de color y de seres increíbles, pero rápidamente la oscuridad se apodera del relato, demostrando que no estamos a salvo en ningún momento. Y es aquí donde comienzan todas las novedades de Neva.
Gris era un juego que se desarrollaba solventando puzles, cruzando plataformas y poco a poco descubriendo que es lo que había ocurrido con nuestra protagonista. Neva es un juego que comienza similar, pero rápidamente pasamos a la acción, una acción que está bien introducida y sirve como mecanismo para contar una historia. Y es una acción que nos pone sobre aviso, porque está introducida para ayudarnos a solventar puzles y para salvar a nuestro pequeño compañero. Hacía mucho tiempo que no sentía el miedo de que pudiera pasarle algo a Neva, usando la espada que tenemos como arma para poder quitarle todo lo malo, para abrirle camino, silbarle para que venga a nosotros y no se quede rezagada y, finalmente, utilizarlo para terminar con los enemigos más peligrosos. Tiene una mecánica muy similar a la que pudimos ver en Gris que es huir de los bosses finales para intentar evitar la confrontación final.
Es un juego que toca muchos géneros, desde las plataformas hasta los metroidvania, pero siempre manteniendo su estética, su identidad y las ganas que tiene de transmitir un mensaje. Es un juego que nunca deja de ser precioso, pero no por ser la forma de venderlo, sino porque es un elemento narrativo más. Neva por ahora enseña todo el potencial que tiene en una demo que dura algo menos de una hora y donde podemos ver todas las mecánicas nuevas que ofrece y ver si el juego nos convence. Es un juego que se quedará con nosotros por mucho tiempo y que, seguramente, marque un nuevo hito en cuanto a arte se refiere. Porque ya os digo que la respuesta de si el videojuego es arte, es sí. Y Neva es la clara imagen de ello.
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