El pasado abril tuvimos la oportunidad de experimentar la experiencia jugable que es Terra Nil en PC (Steam) después de varios largos meses en fase de early access. Tal fue el éxito de este pequeño juego de Free Lives (estuvo también nominado a los Game Awards en la categoría de juegos de mayor impacto social), que su traslación a otras plataformas era cuestión de tiempo.
Y en estas estamos ahora, hablando de Terra Nil en su versión de Nintendo Switch. La consola híbrida es quizás el soporte ideal para una propuesta de estas características, en la que se le da una profunda y reflexiva vuelta de tuerca al género de construcción de ciudades. Porque aquí no tenemos que edificar grandes rascacielos ni transformar un entorno virgen en una urbe para millones de personas. Al contrario, Terra Nil nos presenta un páramo que debemos ir reconfigurando para recuperar la vida perdida y luego borrar cualquier huella de nuestro paso. En un mundo cada día un paso más cerca del ya inevitable colapso medioambiental, Terra Nil nos enseña que pudimos haber hecho las cosas de otra forma.
Adictivo como el solo, cuando controlas sus mecánicas, el juego arrastra un problema heredado de su versión de Steam (normal, pues se trata únicamente de un port y no de una versión del juego) y otro inherente al cambio de soporte / plataforma.
Por un lado, como comentaba Christian en su artículo referente a la versión de Steam, en momentos clave faltan tutoriales o estos no son todo lo claros que deberían, obligando al jugador a probar demasiado la táctica del ensayo y error para descubrir exactamente cuál es el siguiente paso a dar. Porque aunque es cierto que no hay unos objetivos «competitivos» de conseguir tantas unidades de tal recurso o edificar tantas unidades de tal cosa, el convertir los páramos en auténticos biomas llenos de vida lleva unos pasos muy claros y hay que hacerlos bien para poder pasar al siguiente sin arrastrar problemas que nos obliguen a desandar parte del camino o, incluso, tener que repetir la partida entera (este es un riesgo del que avisa el juego y a veces es una buena solución, pero otras puede ser frustrante, siendo lo ideal pensar bien cada acción).
Por otro lado -hablamos siempre del modo portátil de la Switch en su modelo OLED- el encuadre no es siempre ideal. Hay momentos en los que la cámara y el movimiento con el joystick derecho nos juegan malas pasadas y es complicado saber en qué punto del mapa estamos exactamente, o la acción se muestra muy escorada en una esquina sin opción a corregir la cámara para acomodarla a nuestros intereses. Al respecto, el zoom (tanto para abrir como para cerrar) resulta excesivamente escaso. La solución podría haber pasado tanto por abrir ese rango del zoom, como por añadir algún control (usando alguno de los gatillos superiores) que permitiera rotar la cámara. Con todo, la traslación de los controles al sistema de Swtich es muy funcional y una ves te habitúas no se echa muy en falta la precisión y rapidez del ratón.
Terra Nil en Nintendo Switch es una estimable oportunidad para descubrir una de las propuestas independientes más sugerentes de 2023 y una excusa perfecta para echarle horas a nuestra consola.
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