«Y una historia es un juego de sombras proyectado en la pared de una cueva«
Se acabó la malograda etapa de Donny Cates, lejos queda la larga epopeya de Jason Aaron con su Thor y su Poderosa Thor. Y lejos le queda a Al Ewing el impresionante éxito que se marcó con su Inmortal Hulk. Después de esa oscura y terrorífica historia que revitalizó las páginas del gigante verde marvelita el guionista se ha acomodado con su parcela en el apartado de los mutantes y se ha lanzado a imaginar en la cabecera de Veneno una historia tan loca y complicada que, mientras que a algunos nos ha conquistado, ha terminado por expulsar de la serie a otra clase de lectores. Ahora Ewing se hace cargo del dios del trueno y los mortales pedimos por favor que se nos de permiso para soñar, para ilusionarnos con una etapa con la que el autor vuelva a iluminarnos con sus ideas.
El propio Ewing confiesa que su mayor motivación para lanzarse a por este personaje parte de la apuesta consigo mismo de lograr un éxito comparable al del goliat esmeralda, pero que piensa tornar las sombras y los rictus tensos de aquella colección por sonrisas y un pedacito de esperanza en esta nueva colección. Y ahí a mí ya me ha ganado. Ya vamos a tener bastante drama con todo lo que estamos leyendo sobre los mutantes y su Caída de X, bastante drama arrastra también el Iron Man de Gerry Duggan y mejor no hablemos de lo que está sufriendo Bruce Banner en el Hulk de Phillip Kennedy Johnson. Está bien leer que un guionista piensa hacer sonreír un poco más al personaje que le ha caído en las manos. Sonreír y llegar más lejos, más alto y más salvaje de todo cuanto habíamos leído hasta la fecha sobre el héroe de la Casa de las Ideas.
«¡Levantaos para que Thor pueda volver a derribaros!«
Este primer número sienta las bases de una historia con la ambición de convertirse en un gran relato. Ayuda un dibujo de Martín Cóccolo que gira desde el clasicismo a páginas que son una auténtica locura visual. ¿Hay dioses para los dioses? ¿Qué ocurrirá con Thor si ha de responder ante ellos? Ewing hace suyo el dicho de más alto, más rápido y más lejos para enfrentar al actual Padre de Todos con versiones híper-vitaminadas de los dioses de Asgard. El hacia dónde nos conduce eso es algo que ya exploraremos más adelante.
Por el momento nos quedamos con una grapa que es pura aventura y epicidad y que ha suscitado algún comentario que otro por parte de los de siempre (hay que ser muy inseguro para que dos artículos sean capaces de estropearte el día). Al igual que pasara con Hulk, Ewing viene con el disfraz de revolucionario a la cabecera, esperemos que esta vez, de nuevo, vuelva a sorprendernos con un cómic que marque el camino al resto de los de la editorial que trae a España la buena gente de Panini.
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