Creo firmemente que Judd Apatow es uno de los grandes directores contemporáneos al saber dotar a todas sus películas de una delicadeza y una sensibilidad únicas. Siempre se dice que hace comedia, pero la comedia que hace Apatow siempre guarda algo de melancolía, de tristeza y de esa vida real a la que, cuando vamos al cine, queremos olvidar por un momento. Ya demostró todo esto con los guiones de La boda de mi mejor amiga, Y de repente tú o Virgen a los 40, todas ellas eran comedias encubiertas con una sensación de tristeza y melancolía que terminaba por calar en el espectador. En El rey del barrio vuelve a demostrar que tiene un talento innato para hacernos sentir cómodos, aunque la situación que estamos viendo no lo sea, siempre tenemos esa sonrisa en la cara que no hace trasportarnos a otros lugares. Y lo mejor es que todas las situaciones que plantea en sus películas son palpables al mundo real, situaciones que podemos vivir todos en algún momento. Quizás por eso empatizamos tanto con los personajes y las historias que cuenta. El rey del barrio es una más que sumar a esta lista en donde la su historia es tan real que termina doliendo.
El rey del barrio está dedicado a la memoria de Scott Davidson, padre de Pete Davidson (protagonista y uno de los guionistas de la cinta), que fue un bombero y socorrista que murió en los sucesos del 11 de septiembre de 2001. Y se nota en todo momento el amor que se ha puesto para que la historia sea un tributo a su padre. Y lo mejor es la sutileza con la que el guion y la dirección de Judd Apatow llevan a cabo todo dentro de la cinta. No vamos a encontrar escenas forzadas, momentos fuera de lugar, todo lo que vemos en la cinta tiene su motivo y su por qué. Posiblemente sea uno de los directores que mejor saben combinar la comedia y el drama, como ya he dicho antes, es por eso por lo que durante la cinta pasamos por muchos momentos emocionales distintos y todos ellos únicos haciendo que la cinta tenga momentos para todos. Pero lo mejor de todo es lo que he dicho sobre la sutileza de como con imágenes es capaz de compungir el corazón y hacernos encogernos dentro de la butaca con una mirada al cielo, una mirada de risa llena de terror y dolor. Todo esto es lo que hace que la cinta crezca a niveles insospechados. Eso sí, hay momentos en los que las dos horas y quince minutos se nota que pesan en el relato, pero son pocos momentos que se podrían haber cortado.
En cuanto a los actores todos están perfectos en su papeles, destacando por encima a Pete Davidson, Marisa Tomei y Bill Burr que son los tres grandes protagonistas de la cinta y los que mantienen en todo momento el ritmo y el nivel de la cinta, su historia es la “biográfica” que se quiere contar, el homenaje a ese padre bombero que perdió la vida en los atentados del 11-S. También hay que destacar a Steve Buscemi con un pequeño papel, pero que cumple con creces, o Bel Powley, que interpreta a la novia del protagonista, y que consigue en todo momento que creamos lo que pasa en pantalla y la química con Pete Davidson es tremendamente increíble. El resto de los personajes que aparecen en pantalla cumplen con su propósito de ayudar a los protagonistas y hacer creíble la historia, y lo consiguen con creces. Al igual que los dos niños que aparecen en pantalla, mira que es difícil trabajar con niños en una película, pero Judd Apatow lo hace todo accesible y que su papel sea fundamental para que la película funcione en todos los aspectos
En definitiva, El rey del barrio es la vuelta de Judd Apatow para alegría de muchos, en los que me incluyo. Es un director que busca contar las cosas con las imágenes más que con las palabras y trasmitir todo aquello para hacernos sentir muchas cosas dentro de la sala de cine. Es una película melancólica, triste y alegre a partes iguales, es difícil entender esto, pero es algo que Judd Apatow consigue con creces. Disfrutadla.
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