«Oh, Scott, para ser capitán eres algo corto en asuntos bélicos«
Chip Zdarsky sigue más o menos donde acabó el último número, pero ahora tanto unos como otros ya están sobre la pista de Muerte y su misteriosa isla en el Pacífico. Los 4 Fantásticos y la Patrulla-X dicen estar en el mismo equipo, pero siguen tratándose con molesto recelo y Muerte, por su parte, anda a la suya queriéndose a sí mismo y admirando su inteligencia superior. El guionista se enreda con estas ideas reduciendo a sus protagonistas a los tópicos que tenemos sobre ellos, lo que repercute a su vez en el propio desarrollo de la aventura. La sensación de relleno es preocupante, aunque no hasta el punto de despertar todas las alarmas.
Lo que queda claro es que el equipo creativo tenía una idea muy concreta a la hora de preparar esta aventura. Una idea muy concreta y muy acotada: la recuperación (o no) de los poderes del joven Franklin Richards. Y con un arranque tan prometedor y frenético como el que tuvimos, el riesgo de estancamiento estaba ahí, pues no hay mucho margen para explorar otras cuestiones. ¿Qué se podría haber resuelto de otra forma? Posiblemente, pero la tentación del conflicto entre los (casi) siempre aliados era muy poderosa y Zdarsky no ha podido evitar dejarse llevar por ella. Con todo, como apuntábamos al inicio del artículo, hay aspectos interesantes. El primero es el propio concepto de la isla latveriana, un lugar arquetípico de los súper villanos pulp en los que estos pueden dar rienda suelta a sus maquiavélicos planes para aterrorizar luego al mundo. En este caso tenemos Muertebots Centinelas y una población mutante latveriana «exhiliada», separada de sus compatriotas. El segundo, por quedarnos con los más destacados, es la recuperación de las «partículas Von Muerte» de las que habló el propio autor en Marvel 2 en Uno, aquella estupenda serie que sirvió de puente para el regreso de Los 4 Fantásticos en la coyuntura actual con Dan Slott al frente. Ambos aspectos, sin embargo, se exploran en apenas un puñado de páginas (las ocho finales para ser precisos), cuando tienen el potencial de haber sido los aspectos sobre los que pivotara todo el capítulo.
La última entrega nos tiene prometido un enfrentamiento directo entre los héroes y la versión latveriana de los Centinelas. Conociendo a Zdarsky y su buen hacer con los 4F, confiamos no solo en que la batalla esté a la altura de las expectativas, sino que levante el interés en torno al asunto con el que arrancó la miniserie. En este último capítulo Val y Franklin han sido meros espectadores.
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