golpe de estado poster

Golpe de estado: una serie de catastróficas y exageradas desdichas

La nueva película de John Erick Dowdle habla sobre las desdichas de una familia estadounidense cuando llega a lo que se suponía que debía ser un nuevo destino exótico y de relax. Pero cuando entran en el país asiático, la nación cae en un golpe de estado donde los sublevados tienen sed de venganza, sobre todo con la gran potencia mundial. Todos los yanquies con los que se topan serán ejecutados inmediatamente. Por ello esta familia, que tienen dos hijas a su cargo, intentan escapar del infierno donde han aterrizado. Y pasando por todo tipo de pericias: saltos desde edificios, disparos, matones a sus espaldas todo el rato…

 

Owen Wilson interpreta al cabeza de familia. Es raro ver al actor en estas lides, con lo bien que se le da la comedia de cualquier tipo. Aquí se pone en la piel de un ingeniero que ha sido destinado a trabajar en una multinacional sita en el país. Cuando el primer ministro es asesinado justo cuando ellos llevan unas pocas horas en el país, todo se tuerce. Este dato nos lo dan en forma de introducción. El embrollo en la calle se narra con una poco creíble escena, donde el único transeúnte de la calle es el propio protagonista, que casualmente se encuentra inserto en una pelea entre la policía y los rebeldes. De ahí, las escenas al límite irán in crescendo. Jack (Wilson) corre al hotel en el que se hospeda, y ahí seguirá la durísima huida. La cinta posee acción para aburrir, de eso no hay duda. Lo malo es que abusa de la violencia para especificar lo malos que son los persecutores y no dibuja demasiado a los personajes. Ni a la familia, en la que Lake Bell es la madre, ni al misterioso personaje que conocen en el avión, interpretado por Pierce Brosnan, que aparece como “el salvador” en el momento más necesario. Lejos quedan las asombrosos episodios del agente 007.

 

Owen intenta proteger a sus hijas y su esposa de la revolución

Owen intenta proteger a sus hijas y su esposa de la revolución

 

El guion prosigue con demasiadas escenas difíciles de creer y tan extremas que no resultan verosímiles ni aunque sepamos que se trata de una historia de ficción. El ritmo de la acción no disminuye, teniendo siempre el punto de estrés en el momento en el que se requiere, aunque los abusos dentro de la trama juegan en su contra. Mostrar a la revolución de la manera tan deshumanizada, o tantas muertes insertadas en el thriller, llama la atención hasta al mayor antiamericano que haya en la sala.

 

Si no se espera demasiado, no decepciona. No hay que hacer un sesudo análisis del argumento para disfrutarla. Ésa es la única manera en la que no defraudará.

Acerca de María Aller

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Madrileña. Comunicadora. Periodista. Sagitaria. Bonne Vivante. Cine. Y festivales, series, libros, cocina, deporte... recomiéndame!

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