Junto a Sieranevada, de su compatriota Cristi Puiu, el ganador de la Palma de Oro en 2007 Cristian Mungiu presentó Los exámenes, ganando (en exaqueo con Olivier Assayas) el premio a mejor director. A raíz del asalto a la hija de un médico (en plenos exámenes finales) Cristian Mungiu nos desmonta la realidad rumana.
Mungiu va quitando capas a su historia y poco a poco nos damos cuenta la peculiar construcción de la misma, parte de una trama tan insignificante y rutinaria como son los exámenes de una adolescente para desgranar una historia de corrupciones de todo tipo, de la adolescente salta a su padre (analizando su trabajo como médico y la relación con su amante), la madre del mismo y de prácticamente toda su familia. Con esta estructura, llamémosla en cadena, el director consigue hacer que entendamos la sociedad como consecuencia de esas acciones indivuduales. Parece algo muy evidente, pero pocas veces se reflexiona con la exactitud que tiene la película.
El recurso que utiliza el director es una trabajada construcción de personajes, personajes que da a conocer a través de diálogos sin necesidad de dar más explicaciones. Quizá ese exceso de diálogos sea lo que lastran a la película en un par de escenas rodadas con un plano fijo que resultan interminables y tampoco aportan mucho a la historia.
Lo mejor de la película, que caracteriza en general al cine rumano, es su naturalismo Los exámenes es una película muy espontánea y eso es gracia a las interpretaciones de todo el reparto, no parecen actores que se hayan memorizado un guión de arriba a abajo, las escenas y situaciones fluyen y los personajes maduran y cambian a través del reflexivo texto de un hombre que sabe perturbar con una sutileza admirable.
Los exámenes es de lo mejor que he visto del mediocre palmarés del pasado Festival de Cannes pero no considero que sea una película tan imprescindible como lo pudo ser Cuatro meses, tres semanas y dos días o la compatriota, y ya mencionada arriba, Sieranevada.
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