Antes de meternos de lleno en el comentario del tomo que nos ocupa, hagamos un poco de historia. Freaks’ Squeele narra las peripecias de un grupo de estudiantes de la FEAH, una universidad dedicada a la formación de héroes. Florent Maudoux, su autor, sigue la lógica establecida por productos como Sky High (Mike Mitchell, 2005), presentando una sociedad en la que los seres superpoderosos (y aquí también monstruos y seres mágicos) conviven con personas anodinas como podríamos ser cualquiera de nosotros. Tan normalizada está la situación que no son pocas las facultades, como la FEAH, dedicadas a generar nuevos héroes (y también villanos) que sirvan al mundo. Con su correspondiente parte de negocio, obviamente. Ni en la ficción la educación es solo un servicio, y el componente de mercado y de mediatización en los medios está muy presente en la serie, con resultados sorprendentes en su tratamiento.

Sombra, Chance y Xiong Mao, los principales protagonistas, viven innumerables aventuras y, contra todo pronóstico, salen siempre victoriosos. Tres inadaptados que volumen tras volumen han sabido hacerse valer, ganándose el respeto entre sus aliados y temor de sus enemigos, así como la admiración y entusiasmo de los lectores. Con un ecléctico estilo con influencias que van del manga, la mitología o el cine norteamericano de los 80-90, Madoux ha concebido una historia que no está sujeta a normas ni esquemas, donde cada página supone una nueva revelación y una absoluta declaración de independencia.

Freaks’ Squeele es una imaginativa comedia de aventuras que, sin renunciar a las obligadas dosis de acción debido a la naturaleza de sus protagonistas, se muestra muy interesada en explorar la vida universitaria de estos peculiares jóvenes. Desde la vida en el campus o en los pisos compartidos de los estudiantes, a los estudios y estrambóticos exámenes. Todo es posible en sus páginas y hasta la situación más banal puede dar pie a grandes peripecias.

Este quinto tomo sigue las andanzas de los protagonistas donde lo dejó el anterior libro. La continuidad entre libros es máxima. Pero cambia el enfoque del discurso, dando una vuelta de tuerca más a la de por sí impredecible historia al borrar la memoria del desventurado trío. Esto le permite hacer una narración que toma un tono de investigación y en la que abundan los flashback, mediante los cuáles tanto los personajes como nosotros, los lectores, podemos ir encajando las piezas del puzzle que nos plantea Madoux. Llegado este punto se hacen necesarias las explicaciones para evitar la reiteración de temas y poder dar un contexto al mundo que se nos ha presentado y hacer así que los personajes suban a un nuevo estadio en su evolución. Pero quizás el autor se ha sobrepasado en algunas partes, haciendo un tanto densa la lectura y lastrando un poco el vertiginoso ritmo al que nos tiene acostumbrados.

Un peaje que a decir verdad se paga con gusto, pues nos permite redescubrir a los Sombra, Xiong Mao y Chance como la primera vez. «Liberados» de su pasado y conocimiento que tienen los unos de los otros, pueden mostrarse tal y como son, dejando aflorar sus verdaderas emociones. La vuelta a los orígenes pues, no solo se refiere al conocimiento sobre el mundo de Freaks’ Squeele y los secretos que guarda, sino al de los propios personajes quienes, ante esta suerte de segunda oportunidad, tienen la capacidad de definir quienes desean ser.

Como en los anteriores volúmenes el humor es una pieza indispensable, acicate para destensar los momentos más tensos y parte fundamental de una historia deudora de la tradición fantástica y esotérica europea (como en su spin off, Funeral, aquí toman una fuerte relevancia las logias secretas), no exenta tampoco de ciertas dosis de erotismo y fetichismo. Freaks’ Squeele es una obra idónea para el público adolescente, pero también para el adulto, más predispuesto a captar los numerosos guiños que esconden sus viñetas.