«… Bruce Wayne no existe«

Continuamos justo donde lo dejamos en Grandes Autores de Batman: Ed Brubaker – Sin Miedo (cómic que ECC publicó allá por enero de este año que ahora termina). Bruce Wayne se encontraba perdiéndolo todo de nuevo a manos de un pistolero. Su amor era asesinada en la entrada de su propia mansión y todas las pruebas apuntaban a su propia autoría. A todo esto se venía a juntar la supervivencia a duras penas de Gordon a un tiroteo y la del propio Lucius Fox a un infarto. Brubaker somete al Caballero Oscuro a toda clase de tensiones con el objetivo claro de quebrarlo, pero, ¿por qué?

Los que hemos leído muchos cómics hemos visto repetida muchas veces la idea del héroe que, derrotado por las circunstancias, decide colgar las mallas y dejarse de heroicidades. Lo que el autor nos propone aquí es bien distinto, Batman, sometido a unas tensiones mayores de las que está dispuesto a soportar, se quita la máscara de Bruce Wayne, para ejercer únicamente como justiciero y castigador de una ciudad en cuya redención comienza a dejar de creer. La circunstancia es tremenda, porque hasta ahora sólo sabíamos de un héroe capaz de quitarse la máscara de ser humano corriente y moliente y éste es Superman (bueno, vale, y Detective Marciano). Brubaker parece querer insinuar en la primera parte del presente volumen que Bruce no es más que un disfraz que el Murciélago se ha ido poniendo desde que la muerte de sus padres le convirtiera en lo que es hoy.

«Yo soy Bruce Wayne«

Sin embargo, esta situación no podía prolongarse en un personaje tan famoso por levantarse una y otra vez sin importarle lo fuerte que lo golpeen. Así, desde el mismo instante en que Batman toma la decisión de abandonar la vida civil, no dejamos de recibir señales acerca de lo transitorio de la situación. La primera de todas, en forma de de puñetazos, se la propina Nightwing a su mentor para dejarnos claro que nadie va a dejar a Batman caer solo. Luego llegarán las palabras de un viejo amigo y el redescubrimiento de los valores más allá de cualquier capa. Así, antes de que acabe el tomo, volveremos a tener a Batman en el lugar al que acostumbramos a encontrarle.

Grandes Autores de Batman: Ed Brubaker – La Escena del Crimen

Con todo, estos sucesos de principios del presenta siglo se vendrían a sumar a otros muchos en la maravillosa etapa de Scott Snyder y, más concretamente, en su Muerte de la Familia. Lo que vemos en La Escena del Crimen es una pataleta con todas las de la ley (hasta llegamos al punto de las tan manidas intervenciones anglosajonas) en la que Bruce demuestra su nula capacidad para procesar el dolor de una manera normal. Con más frecuencia de la que nos gustaría, se nos presenta a los aliados del Caballero Oscuro como una suerte de niñeras de un chaval peculiarmente dolido y peligroso. Cuando se habla de un Batman maduro o inmaduro yo no sólo me fijo en la galería de enemigos a los que se ha enfrentado, sino a los demonios personales que ha derrotado. El de Brubaker es, por tanto, un Batman que aún necesita crecer y aprender a apoyarse en los demás cuando el suelo bajo sus pies parece desaparecer.