Cuando ECC publicó el crossover entre Batman y Las Tortugas Ninja lo hizo por medio de un tomo recopilatorio de fácil lectura y rápida digestión. Ahora, con los Power Rangers y la Liga de la Justicia, ha decidido cambiar la fórmula para apostar por las entregas mensuales (con algún que otro parón) en grapa. El mecanismo, que respeta el estilo de publicación original estadounidense, no me termina de cuajar para un producto tan marcadamente publicitario, como fuera el cómic que escribió James Tynion IV, pero con bastante menos empaque que su predecesor.
El problema, tal y como yo lo veo, es que no hay historia. Quiero decir: hay un par de villanos (uno de cada universo, para que no sólo hagan amigos los buenos), un plan de conquista y destrucción y un enorme grupo de personajes que se opone a todo esto. Pero no hay misterio, sólo un confrontamiento, con lo cual Tom Taylor tiene que hacer auténticos malabares para extender como el chicle la trama y que ocupe los seis volúmenes prometidos. Así, tenemos páginas y páginas de los héroes de ambas dimensiones decidiendo cómo viajar entre ambas. Hasta Zack, el Power Ranger negro (y, sí, mi preferido cuando era pequeño) muestra una impaciencia que, sin duda, comparte con los lectores.
«Bueno… es una distracción impresionante«
Una vez trazados los planes, tenemos otras cuantas viñetas para mostrarnos como Superman y Wonder Woman levantan el Gran Colisionador de Hadrones del CERN en Suiza… A ver. Creo que todos los aquí reunidos sabemos lo fuertes que son estos tipos. Todos sabemos que si Superman se pee hay fiesta en el sismógrafo de Toledo, no necesitamos una página de él y Diana haciendo fuerza (y ahora menos, tengo la imagen clavada en el cerebro). Sin embargo, y esto me deja descolocado, no hay tiempo para ver qué sucede con los calamares gigantes que Zedd y compañía sueltan por las principales capitales del mundo. Se da por sentado que han sido derrotados y punto.
En el lado de los aspectos positivos habría que remarcar el humor de Taylor y Stephen Byrne a la hora de enfrentarse a un reto como éste. Pequeñas piezas, como vestir a Tommy con la armadura de Lex Luthor, demuestran que ambos artistas saben reírse cuando toca y que conocen bien el producto con el que están trabajando. Sinceramente, no sé cuál de las dos editoriales (Boom! Studios o DC) se beneficia más de estos crossovers (la lógica dicta que la primera, pero el hecho de saber que es una de las que mayor crecimiento en lectores ha registrado a lo largo de la última década me desconcierta), pero mucho va a tener que girar el guión en los dos últimos números que nos quedan para que esto no se vea como un panfleto publicitario desde kilómetros.
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