Al principio sólo existía un Universo, más tarde se dividió en infinitos multiversos paralelos que volvieron a reunirse tras la Crisis en Tierras Infinitas. Pero ahí no acabó la cosa y hace ya unos años DC se sacó de la chistera Crisis Infinita, un evento conmemorativo del cómic original, del que ya os hemos hablado y que volvería a multiplicar el número de realidades coexistentes. El problema (y cuidado con los spoilers) estribaba en que, tras los dramáticos sucesos que cerraron dicho evento, Superman ya no era más que Clark Kent y Batman y Wonder Woman se habían retirado para entrenar y buscar la paz interior. El tiempo pasaría y llegaría Un Año Después en 2006, pero, ¿qué pasó con ese año en el que los más importantes héroes de DC estuvieron ausentes? Esta pregunta es la que pretendieron responder los componentes del formidable equipo creativo de 52: Geoff Johns, Grant Morrison, Greg Rucka, Mark Waid y Keith Giffen.
«Vale. ¿Y cuándo vuelven las cosas a la normalidad?»
El gran acierto de esta serie no radica en su existencia como flashback de todo un año, sino en la idea de relatarnos ese período en tiempo real a razón de una entrega por cada una de las cincuenta y dos semanas que tarda la Tierra en dar una vuelta alrededor del Sol. Las múltiples líneas argumentales, los misterios y sus pesquisas consiguientes, la recuperación de la calma… son tratados con una minuciosidad digna de un maestro relojero empeñado en «arreglar» el multiverso DC restaurando la fuerza y el carisma de sus personajes secundarios a la par que preparando el camino para el regreso de la trinidad superheroica de la editorial. El lavado de cara al que se ve sometido el escenario DC es tal que esta serie llega a ser mucho más interesante que el gran crossover que la dio lugar.
Resulta increíble y refrescante ver como personajes secundarios como Steel o The Question (Pregunta) ganan protagonismo y nos atrapan con sus historias de paternalismo, uno, y de infatigable búsqueda de la verdad en una nueva y amenazante realidad (el otro). Es como si desaparecidas las estrellas el resto de los personajes quisieran demostrarnos su enorme profundidad y potencial de desarrollo. Otro ejemplo de esto es el destrozado Hombre Elástico, antiguo miembro de la Liga de la Justicia al que la muerte de su esposa mueve a evolucionar en un tipo de personaje que nunca esperamos y que busca de manera obsesiva respuestas que le hagan olvidar momentáneamente su dolor.
Booster Gold en 52 – 1
«¡Maldito seas Booster Gold!»
No hay protagonistas en 52, pero si hay un héroe que sufre una radical evolución y que ejemplifique a la perfección la parábola sobre la aceptación de las responsabilidades que significa este cómic ese es Booster Gold. Un tipo que a lo Marty McFly, ha vuelto del siglo XXV con la guía definitiva de lo que pasa y lo que está por suceder en nuestro tiempo y que logra usarla para convertirse en el «mayor héroe» de la sociedad heredera de la Crisis Infinita. Cuando las nuevas bifurcaciones aparecidas en el flujo de la historia debido a los planes de Alexander Luthor hacen que sus conocimientos o sirvan para nada un nuevo Booster sale a la luz. Si este es o no el definitivo es algo para lo que habrá que esperar a las próximas entregas.
Crisis Infinita se caracterizaba por su marcada metaliteratura: Personajes actuales enfrentados a sus versiones pretéritas dejando al lector la labor de discernir los aciertos y los errores que existieron en cada época. 52 lleva la historia a un campo más terrenal proponiendo una multitud de temas tales como el fanatismo religioso instaurado en el gobierno, el esfuerzo humano para salir de una crisis (muy adecuado para estos tiempos) y, sobre todo, la búsqueda y la afirmación de la identidad personal. Ejemplos de esto último los hay en cada una de las tramas (comenzando por el uso de The Question, un hombre sin cara) y no son de extrañar puesto que se pretendía redefinir el Universo DC tras las batallas que tuvieron lugar en el tomo que ECC publicó en julio.
¿Un culto en pos de la resurrección? Me suena.
«Todos hemos luchado contra dioses junto a ti»
Una de las máximas que DC mejor ha sabido aplicar a la industria del cómic es aquella de que no por mucha acción y mucha pelea es mejor un tebeo. 52 está repleta de misterio del bueno, con líneas que convergen y divergen al azar a primera vista, y de tensión creciente (sólo hay que fijarse en la historia de Black Adam para ver que eso no puede acabar bien) Estos ingredientes (misterio, tensión y acción dosificada) resultan en 300 páginas que enganchan de principio a fin y que dejan con ganas de más, de mucho más.
A nivel artístico en DC no quisieron arriesgarse y tenemos un dibujo convencional y resultón que se extiende uniforme a lo largo de los capítulos (pese a lo numeroso del equipo creativo al cargo). Por otra parte, de las portadas se encargó el gran J. G. Jones (ilustró Wanted, de Mark Millar) con los colores de Alex Sinclair (quien ya trabajó en Crisis Infinita) Las portadas de estos primeros 13 números de la colección son auténticas obras de arte cargadas de simbolismo, basta con ver la dualidad presentada por Luthor en la semana 3 o el concepto del Yin y el Yang que se expresa en la semana 12 de una manera tan sutil.
ECC se ha empleado a fondo con la edición española de estos cómics y nos presenta la siguiente ristra de extras:
Al final de cada capítulo uno de los responsables del mismo habla sobre él y sobre el proceso creativo. Este texto se ve acompañado por bocetos, páginas del guión, ilustraciones descartadas…
El tomo cierra con más páginas de bocetos y con una galería con las 13 portadas originales de los cómics.
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