«La mayoría de ellos lucha sin corazón«
Tercera entrega de la macrosaga DC tras Crisis Infinita. Los insignes guionistas de esta delicia (Geoff Johns, Grant Morrison…) se dedican a explorar esta vez cuestiones tan importantes como la dualidad entre quiénes somos y la cara que mostramos a los demás, la enfermedad y la muerte y el sentido del verdadero heroísmo, un tema que viene siendo común a los tres números.
De los tres temas mencionados es el primero el más prominente en esta entrega. Los misterios, tan cuidadosamente mantenidos en secreto durante más de 26 números (que se dice pronto), comienzan a desvelarse y nos espera una nueva sorpresa tras cada pocas páginas de lectura. Si echamos un rápido vistazo a la colección ya vimos cómo Booster Gold mostraba una cara al público muy distinta de la que lucía en su intimidad, la dualidad pública/privada de Lex Luthor es por todos conocida y cada vez está más cerca el momento en el que René descubrirá su «yo» futuro, por poner unos cuantos ejemplos. Los villanos son siempre los que mejor han ejemplificado estas dos caras, pero en este cómic se nos viene a decir «No chaval. Tú, especialmente tú, eres quién más fuerza hace por separar las dos dimensiones. Porque los villanos, al menos, son conscientes de que lo están haciendo«.
Siempre he defendido las historias de superhéroes que van un paso más allá y nos dan un tirón de orejas. 52 es una excelente obra de tipos con poderes zurrándose a diestro y siniestro, pero también es un compendio de reflexiones de sus múltiples autores acerca de la humanidad que puebla el planeta en los primeros compases del tercer milenio. Los Jóvenes Titanes son un ejemplo de la sociedad actual, preocupada por mostrar su cara más amigable, pero reacia a admitir a lo que le es extraño o incómodo, como ocurre con el puro e ingenuo Osiris. También es un buen ejemplo Waller y su Escuadrón Suicida, presentes aquí con una composición bien distinta a la que pudimos (¿o debería decir podremos?) ver en su versión del Nuevo Universo DC: este equipo, su «lideresa» más bien, representa la tenacidad con la que el gobierno se aferra a «lo malo conocido», ya sea por miedo a «lo bueno por conocer» o por el poder que supone el saber manejar el miedo a lo malo que se puede mantener lejos. Elegid vosotros el motivo, probablemente acertéis.
«Hay cosas que debes aceptar«
La muerte y su aceptación también llevan presentes en 52 desde el primer capítulo. La trama que sigue a Ralph Dibny en su búsqueda de la manera de traer de vuelta a su esposa del reino de los muertos es un claro ejemplo y se vuelve cada vez un poco más dramática y un poco más desesperante para el detective elástico. En esta tercera entrega, además, tenemos que lidiar con la inminente muerte de otro personaje fundamental de la trama y con las preguntas sin respuesta que este acontecimiento dejará en su ser más allegado. Cuando decimos de la otra persona que nos completa, cuando forma parte de nosotros de una forma tan intrínseca, ¿en qué nos convertimos una vez que nos deja para ir a unirse con el resto de nuestros antepasados? Quizá llega el momento de metamorfosearnos, como la larva en la mariposa, para llegar a ser la persona en la que estamos destinados a convertirnos.
La propia serie 52 se podría considerar como ese estado de pupa en el que el gusano de seda transmuta en su alada continuación. El Universo DC, herido en lo más hondo tras Crisis Infinita, precisó de este año de hibernación para resurgir en Un Año Después renovado y preparado para el siglo XXI. Pero, ¿qué sería de la Tierra si hubiera tenido que aguantar un año entero sin héroes? Y más importante, ¿qué hay del concepto del héroe cuando sus tres máximos exponentes han desaparecido? Otra de las reflexiones que salen de estas páginas, como adelantaba al principio, es el fundamento básico del héroe. En un mundo en el que, por obra y gracia de la tecnología de Luthorcorp, todo hijo de vecino puede adquirir poderes (¿una referencia al superpoblado mundo mutante de Marvel previo a Dinastía de M?) esta cuestión cobra especial relevancia.
«Destino, aléjame de este lugar«
Una reunión por Acción de Gracias entre los envejecidos últimos integrantes de la Sociedad de la Justicia de América (JSA) hace hincapié sobre el tema del heroísmo. Siguiendo la línea de razonamiento que el Dr. Irons ha estado tratando de hacer ver a su sobrina desde el primer cómic, los antiguos Green Lantern y Flash echan un vistazo a las abarrotadas calles y hablan de cómo el heroísmo no viene implícito con la obtención de poderes sino que es algo que viene de dentro de la persona y se termina manifestando se pueda volar o no (como ya demostró Clark cuando se «dejó rescatar» por Supernova) Natasha, la sobrina de Steel, tendrá en este tomo que aprender por el camino difícil si ella es merecedora de sus poderes o si su tío tenía razón en todo cuanto la dijo antes de que abandonara el hogar.
Todas estas reflexiones, y más, nos las trae ECC acompañadas de las tribulaciones de Black Adam y familia, de los tejemanejes de la «loca reunión de científicos locos«, de los oscuros planes de Luthor… En un tomo que no baja ni un ápice en calidad y que vuelve a venir acompañado por pequeños artículos escritos por los guionistas al final de cada capítulo/semana y por la colección completa de portadas de la serie.
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