Una nueva serie emerge de las cenizas de Attilan, tras los sucesos narrados en el crossover Infinito.

«Podría haber sido tu hogar por derecho también«

En el momento álgido de la invasión de Thanos a la Tierra Rayo Negro, el rey de los Inhumanos, puso en marcha un plan desesperado y suicida para detener al titán loco: con ayuda de Maximus, su inestable hermano, construyó una bomba que se activaría sólo con el sonido de su poderosa voz y que arrasaría todo cuanto se encontrase a su paso, incluyendo Attilan, la isla flotante en la que residía el reducido pueblo sobre el que este Vengador regía. Con la excusa de protegerlos del ejército invasor, Rayo Negro sacó a los suyos de la ciudad y recibió en soledad al villano. Pues bien, el plan fracasó, puesto que Thanos sobrevivió a la explosión… ¿o no fue así? Conscientes de que su enemigo no descansaría hasta haber encontrado y asesinado a su propio hijo, Rayo Negro y Maximus programaron la bomba para que diera lugar a una reacción en cadena en la atmósfera terrestre que llevaría a la activación de los poderes de miles de inhumanos «durmientes» en el seno de la humanidad.

La existencia de todo este segmento de población, un hecho más o menos conocido para los fans de los cómics sobre Rayo Negro, Medusa y los suyos, le fue revelada al gran público durante Infinito, pero no es hasta este primer número que se vuelve a relatar -para los nuevos lectores se sobreentiende- la historia oculta de la Tierra y de cómo los Kree la visitaron hace incontables siglos para hacer evolucionar a su antojo a un pequeño grupo de hombres de las cavernas para convertirlos en lo que hoy conocemos como los inhumanos que, si bien no tenían poderes, llevaban escrita en su código genético la posibilidad de mutar (y remarco esta palabra) en seres superiores. Posteriormente, como el carácter terrícola (humano e inhumano) es como es, este grupo de seres modificados se iría escindiendo hasta dividirse en los actuales Inhumanos, otras pequeñas tribus alejadas del reino principal y todos aquellos que eligieron mezclarse con el resto de los mortales y vivir una vida humana.

«La frenética evacuación del cielo había comenzado«

Matt Fraction toma la historia de los Inhumanos en el momento inmediatamente posterior a la victoria (si se la puede llamar así) de los Vengadores ante Thanos para, de la mano de Karnak (el estratega inhumano), alertarnos acerca del éxito del plan de Rayo Negro. En la Tierra la especie dominante siempre había sido el homo sapiens, los mutantes llegaron, prosperaron hasta casi representar una amenaza, luego casi se extinguieron y ahora vuelven a proliferar. La adición del colectivo inhumano a la ecuación desequilibra la balanza y coloca a nuestro planeta en una situación que no se había explorado nunca hasta ahora en la historia de Marvel Comics.

Ahora bien, la polémica está servida: con un universo cinematográfico cada vez más rentable, resulta un tanto molesto que Marvel no sea propietaria de los derechos de algunas de sus franquicias más queridas por los fans. Concretamente, el caso de los X-Men escuece mucho en Marvel Studios y el recordatorio por parte de los cómics de que se dispone de toda una raza a la que explotar en la gran pantalla con idénticas posibilidades (ahora es el momento de recordar por qué remarqué la palabra «mutar«), pero sin la restricción de décadas de historias por todos conocidas a sus espaldas. Muchos dirán que Inhumano se trata de una serie únicamente creada con vistas a generar expectativas de cara a una futura película… Yo no lo veo tan claro, pero aún dándolo por sentado, el ejemplo más a mano de esta política lo encontramos en Guardianes de la Galaxia, cuya serie se comenzó a publicar casi el mismo día en que se confirmó el rodaje de la película y que a día de hoy es una de las más vendidas, beneficiándose de la publicidad de la película, sí, pero sobre todo derrochando calidad y diversión a partes iguales. Si Inhumano responde a la misma estrategia no voy a ser yo quien se oponga a una serie extraordinaria porque su motivación sea venderles unos personajes a los aficionados más recientes y a todos aquellos cuyo acercamiento a los cómics sólo se producirá a través de los personajes de la gran pantalla.

Una última reflexión a este respecto: si se confirma el movimiento de Marvel a nivel comiquero y cinematográfico, ¿serán Mercurio y la Bruja Escarlata dos representantes de este pueblo en Los Vengadores 2?

«Están emergiendo transformados«

Más allá de los préstamos de otras series del universo Marvel, Inhumano piensa basar parte de su encanto en una premisa tan vieja como los cómics mismos. El descubrimiento de nuevos personajes hasta ahora nunca descritos en la gran enciclopedia de la Casa de las Ideas tiene un punto de atractivo al más puro estilo de «lo nuevo de lo viejo» que lo tiene muy fácil para funcionar. A todos nos mola ese momento en toda historia en el que descubrimos a un nuevo personaje con poderes y habilidades desconocidos. En un universo tan trillado como el de Marvel era muy complicado introducir nuevas caras cuando el público reclama una y otra vez las mismas de siempre. Así que mi aplauso a la editorial por apostar por «lo viejo». Ahora depende enteramente del trabajo de los guionistas que esto no se quede en agua de borrajas.

Y si hablamos de guionistas tenemos, por desgracia, que hablar del primer tropiezo de esta serie. Marvel ideó en un primer momento dos números que llevarían por nombre Inhumanity, que son los que llevan por nombre Inhumano #1 en España y que se verían acompañados inmediatamente después por el auténtico número uno de la colección. Todo ello (Inhumanity e Inhuman) sería guionizado por el aclamado Matt Fraction y los fans sólo tendrían que sentarse cómodos y disfrutar con la manera de contar historias del autor de la excelente etapa actual de Ojo de Halcón. El problema llega cuando Fraction decide abandonar la empresa para comenzar a contar sus propias historias en Image y Marvel se ve obligada a buscarle un sustituto de última hora, un mal comienzo vamos. Quien está llamado a suceder a Fraction lleva por nombre Charles Soule y, si hacemos caso a los ecos que nos llegan de Estados Unidos, el chaval promete. Crucemos los dedos.