Los chicos de ECC no descansan y, tras editar en nuestro país Wet Moon, se lanzan a por la edición del siguiente éxito de Atsushi Kaneko: Deathco. Un manga que se sale de lo convencional cada dos por tres y que presenta un argumento y unas formas que tan pronto se deslizan por los ya marcados raíles del seinen clásico, como se adentran en los traicioneros callejones del pulp o atajan a través de los complicados recovecos del cómic underground. La premisa es simple: un gremio de asesinos llamado Guild va convocando a un número indeterminado de los mismos de cuando en cuando para acabar con la vida de objetivos previamente seleccionados a los que se pasa a denominar ‘cuellos’. Tanto las intenciones de este gremio como su manera interna de funcionar resultan ininteligibles para el lector, pero pronto nos olvidamos de este detalle al conocer a la protagonista de la trama, una siniestra niña que disfruta asesinando y cuyo errático carácter le añade intriga al conjunto desde la primera entrega.
Kaneko es uno de los pocos autores nipones que pueden jactarse de haber triunfado en un mercado comiquero tan exigente como el francés. De hecho su cómic Soil (también adaptado a la pequeña y a la gran pantalla en Japón) ha estado dos veces nominado a los premios de Mejor Cómic de Crimen y Mejor Cómic en el importante Festival Internacional del Cómic de Angoulême. ECC había publicado su obra Wet Moon (tres tomos publicados entre mayo y agosto del año pasado), pero aún queda mucho por descubrir del autor en nuestro país y todo apunta a ser bastante interesante (por ejemplo, para Bambi and her Pink Gun el autor mezcla estilos tradicionales japoneses, occidentales, latinos…), convirtiendo a Kaneko en una de las principales referencias del cómic alternativo en el país del sol naciente.
«La muerte no venía a por mí«
El estilo, minimalista en la mayor parte de las ocasiones y recargado sólo cuando debe serlo, es uno de los principales atractivos de un manga que nos tiene hipnotizados en la redacción. El dibujo del autor no abusa de las splash-pages, pero sí que se gusta de dejarnos alguna que otra imagen impactante en la que (sin necesidad de esforzarse en un dibujo complicado o detallista) el experto uso del blanco y el negro dotan a sus creaciones de una fuerza y un carácter únicos. Deathco no pretende ser adorable, ni repelente, es lo que hay y mas nos vale acostumbrarnos a ella. Sin embargo, su gusto por la teatralidad en las entradas a escena y la loca imaginación del autor nos brindan un repertorio visual que va de lo inquietante a lo grotesco pasando por lo puramente divertido. Lo dicho, un manga que entra primero por los ojos.
Sin duda alguna, Deathco no es un cómic de lectura fácil. Ni lo pretende. Kaneko nos ofrece un mundo oscuro y nocturno en el que no hay malos ni buenos, sino asesinos y víctimas que, de cuando en cuando, intercambian posiciones. Las reflexiones profundas acerca de la despersonalización de sentimientos tan profundamente arraigados en el alma humana como el amor, el odio o el propio sentido de la justicia están a la orden del día con este manga, pero nada se nos exige, sino que el autor se limita a mostrarnos su historia y es nuestra tarea y nuestra elección seguir profundizando en las motivaciones del creador de esta macabra historia de tintes punk y una ligera estética emo.
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