«Puede que esté de nuevo deambulando por la ciudad«

Cuanto más leo Deathco más perdido me hallo. El manga de Atsushi Kaneko sigue en principio una férrea estructura de sagas, pero dentro de cada una de ellas el desarrollo es tan anárquico y surrealista que se precisa de algo de tiempo para poder digerir cada uno de los capítulos que componen los dos tomos que analizamos hoy. No sólo su protagonista parece moverse por impulsos, la misma historia parece ir haciendo paradas de vez en cuando para sosegarse antes de un nuevo arrebato de violencia y sangre, muchas veces sin un sentido claro.

Los dos primeros volúmenes parecían indicar una pauta (nuevo cuello – guerra de reapers – clímax sádico) que dejó, al final de Deathco #2, a nuestra protagonista en muy mala situación frente a un villano mucho más preparado y al tanto de los tejemanejes de Guild de lo que habían estado los anteriores. Sin embargo, la resolución de este arco no nos lleva de la mano al siguiente, sino a una oscura revelación acerca del fin último que Madam M le tiene reservado a Deathco y un episodio que lleva a la niña de paseo por la ciudad, con unos resultados a la altura de su estado mental.

«Por fin has venido«

El trazo minimalista de los primeros números va dejando cada vez más paso a unos personajes y unas tramas retorcidos y monstruosos. La relación entre Madam M y Li, la de Deathco con los dos, el estado de un mundo corrupto hasta la médula en el que el mal campa por doquier y los reapers tienen más trabajo del que podría parecer lógico… Y este feísmo interior se contagia hacia el exterior con unos diseños cada vez más surrealistas que van bordeando con soltura el límite de lo que estamos dispuestos a tolerar. El siguiente cuello de la lista deja en un segundo plano a Deathco para presentarnos una trama corporativa en la que no faltan los detalles de la psicopatía y el clásico villano que ansía dominar el mundo. Su resolución deja en el aire el futuro de una humanidad sin posibilidad de redención a los ojos de Kaneko.

Deathco #4

Estos vaivenes amenazan con echarnos del relato cada dos por tres. Sin embargo, el cuarto volumen (de los siete que compondrán la colección) nos sorprende con un regreso al pasado para conocer a los retorcidos tutores de Deathco en su época de mayor plenitud. Los tres capítulos dedicados al pasado de Madam M dibujan un personaje mucho más complejo y profundo de lo que nos habíamos esperado y arrojan un sinfín de preguntas acerca de nuestra protagonista y su papel en la obra. Con todo, el próximo adversario de esta desquiciada asesina ya ha quedado retratado y sólo tres volúmenes nos separan del final de una obra, como poco, muy diferente de las demás.