Daniel Brühl

Daniel Brühl: «Me interesa mucho ese lado oscuro que tenemos todos pero que no queremos mostrar»

El camino que ha decidido recorrer Daniel Brühl en esta etapa de su carrera no es nuevo, pero no por ello deja de ser interesante. Un camino, además, del que ya de podía inferir algo cuando en 2015 entro a formar parte de la productora Amusement Park Film, que ahora, en colaboración con -entre otras- la división alemana de Warner Bros. cumple la aspiración del hispano alemán de dirigir su primera película: La puerta de al lado.

 

Daniel Brühl

 

Los festivales de Berlín, Sevilla o Santiago de Chile han sido algunas de las paradas que ha hecho Brühl con su película antes de estrenarla en España, de la mano de Karma Films. Emplazados en un céntrico hotel de Madrid, quedamos con el actor y director para hablar acerca de esta primera aventura detrás de las cámaras en la que reflexiona e ironiza acerca de temas como la fama o la gentrificación desde una posición que puede confundir al espectador, dada la cercanía de un personaje que no es Daniel Brühl (aunque se llame Daniel, sea un actor de éxito, o viva en un piso en Berlín con su familia); pero nace de él.

 

«El guionista (Daniel Kehlmann) siempre me preguntaba ¿esto es muy vergonzoso? o ¿esto duele mucho? y siempre le decía que ‘mejor, que duela’. Nunca entramos en un lugar privado o íntimo«; quería compartir ese dolor y vergüenza «no como catarsis o para vengarme de la gente que ha podido humillarme, simplemente me pareció adecuado moverme dentro del mundo de la actuación«. Pensó en que el protagonista fuera un arquitecto, un político o incluso un músico, porque le ayudaban a explorar las diferencias entre la gente de Berlín del este y del oeste y el concepto de la gentrificación (que «era el punto más personal, porque me afecta hasta día de hoy«), pero siendo su primera película quería «saber perfectamente de lo que estoy hablando» por lo que el protagonista debía ser actor para facilitarle la inmersión.

 

Daniel Brühl y Peter Kurth

 

Remarca que siente una gran distancia hacia su personaje, pues «aunque tenga que ver tanto conmigo, ni siquiera es una versión mía. Es un tío patético, pedante y estúpido, pero entonces se convierte en un ser humano, y eso es lo que me interesaba. Tampoco quería traicionarlo y hacerlo demasiado fácil manteniendo esa imagen de idiota engreído, quería cierta empatía para mostrar que detrás de esas capas hay un vacío, una soledad y se convierte en un ser humano«. Un viaje que de igual manera se da con Bruno, su vecino en la ficción. «Empieza como un Mefisto, como el típico cliché de la Stasi, pero luego descubres que que quería hacer otras cosas, tenía otra visión de si mismo y no ha podido ser. Los dos se nivelan al final y quería hablar un poco de eso, de lo importante que es que hablemos los vecinos del este y del oeste, que nos acerquemos. Que alguien te abra los ojos y lo haga un vecino que apenas conoces me parece interesante«.

 

La de Bruno y Daniel es una relación que esconde dos temas que le interesan especialmente. «Cada vez más vemos lo que puede causar no tanto la profesión, sino la superficialidad de la fama, y esto aumenta con las redes sociales. Me resulta un poco raro porque yo también he caído y estoy en Instagram, pero hay que guardar cierto misterio. No puedes exponerlo todo«. En ese caso puede suceder querer ver «una película y veo al actor y ya pienso ‘¡Ah!, ese actor ha tenido su segundo bebé’ o ‘uy, se ha divorciado’… y me despista si tengo demasiada información«. Del otro lado «también me fascina el morbo de la gente, las ganas de querer saberlo todo, de pasar la línea» y llegar al acoso. «Yo no soy Johnny Depp o Brad Pitt y me han pasado esas cosas, -aunque por suerte no tengo ningún vecino como Bruno-, pero he vivido situaciones feas y violentas, y si esto lo tienes permanentemente es difícil mantener tu salud y tu normalidad«. Por suerte, tal como afirma, él vive en un «entorno en el que me siento acogido y seguro«.

 

Daniel Brühl, Aenne Schwarz y Peter Kurth

 

Daniel Brühl, director

Con humor, ante la pregunta de qué ha aprendido de la experiencia comenta que «he aprendido que como actor me voy a callar y voy a tratar mejor a los directores porque sé que supone dirigir una película«. Sobre la experiencia en sí comenta que «ser el capitán del barco significa tomar muchas decisiones, responsabilidades…» y que por eso buscó hacer un filme de carácter más intimista «para no hacer algo que no supiera maneja» y poder concentrarse «en la actuación, con pocos actores, en un lugar y un equipo pequeño; pero aún así hubo muchas cosas que tuve que decidir cada día, pero me ha llenado muchísimo esta experiencia«.

 

La puerta de al lado «ha sido un aprendizaje por todo el camino«. Desde la colaboración con el guionista a ejecutarla con el director de fotografía o la fase de montaje. En este sentido, cree «que a la mayoría de los actores, tarde o temprano, les apetece tener el lujo de poder contar su propia historia a su manera y tener toda la influencia» sobre el proceso. Trabajando como actor «muchas veces me sentí muy vulnerable y limitado» por no tener influencia creativa. «Puedes intentar dar lo mejor de ti y ser una herramienta importante en la película o la serie, pero notar que se queda en eso e intentar entrar y tener una influencia creativa, pero no te dejan. Eso fue lo más lindo de ser el capitán del barco«. Y, relajando la reflexión con humor «estoy muy contento de que no se haya hundido, que eso también lo asumí, el peligro de que pudiera salir muy mal«.

 

«Estoy bastante satisfecho con el resultado, sobre todo a nivel personal ha sido un tiempo muy rico e intenso y por eso quiero seguir. No me considero director pero si me dejan dirigir algo más, estaré encantado«.

 

Daniel Brühl

 

Un futuro terrorífico

Entre sus planes de futuro como realizador está el internarse dentro del terror, «pero no tanto el terror gore, sino el thriller» y junto a Kehlmann «como nos entendemos tan bien y compartimos el interés por las películas de terror, estamos moviéndonos hacia el género; ese es el plan y sigo con ello«. Tocaba preguntarle, pues, qué es lo que le interesa del género.

 

«Ese lado oscuro que tenemos todos pero que no queremos mostrar. No queremos compartir el monstruo que tenemos dentro, los pensamientos mórbidos y terroríficos… Lo ocultamos, es lo que hacemos todos los seres humanos. Y me interesa mucho (la idea de qué sucedería) si damos luz a esa oscuridad«. Y también, como se aprecia en su película de debut, «el humor negro, que no lo tenemos en Alemania, sino que es más bien algo austríaco o inglés, y Daniel Kehlmann es autriaco y entendió perfectamente que yo quería ese tono (en la película), que empezara de manera ligera y fuera cada vez más hacia el thriller o la comedia negra«.

Acerca de Daniel Lobato

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El padre de todos, pero como a Odín, se me suben constantemente a las barbas. Periodista de vocación cinéfila empecé en deportes (que tiene mucho de película) y ahora dejo semillitas en distintos medios online hablando de cine y cómics. También foteo de cuando en cuando y preparo proyectos audiovisuales.

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