Hay que admitir que la gente de Syfy se lo curra cuando quiere dar a conocer sus productos. Los que vivimos nuestro particular idilio con la Muestra Syfy de Cine Fantástico sabemos cómo las gastan a la hora de crear puestas en escena y el pasado miércoles 5 de abril pudimos degustar otra píldora con el pre-estreno de una de sus nuevas series, una que viene con la estupenda carta de presentación de haber sido producida por los insignes colegas Matt Damon y Ben Affleck y contar con la dirección nada menos que de los hermanos Pastor (Los Últimos Días).
Incorporated, tal es su título, nos traslada al futurista año de 2074 para mostrarnos una sociedad en la que los gobiernos han claudicado finalmente ante el poder de las grandes multinacionales, que son las que ahora gobiernan el mundo con puño de hierro, dividiendo la sociedad entre los que trabajan para ellas (una suerte de burguesía estratificada en función del puesto desempeñado en la empresa) y la amplia mayoría de humanos empobrecidos que sobreviven sólo para servir a los acomodados. Bebe Incorporated de ideas que ya nos han presentado en el pasado series como Black Mirror y que tanto se llevan en la actualidad. Lo que ahora está de moda no es el futuro lejano de los Supersónicos, sino uno más cercano que maravilla (cochas autónomos, curación instantánea de heridas…) y aterra al mismo tiempo.
En esa misma dualidad se basa una serie que no pasará de una única temporada de diez capítulos que estrena el 10 de abril Syfy en España. En ella, tal y como se nos revela en el primer capítulo, Sean Teale (Skins, Reign) interpreta a Ben Larson, un antiguo habitante de la Zona Roja (los barrios bajos) que ahora lucha por ascender lo más alto posible dentro de Spiga, una de la corporaciones que rigen su sociedad y la cual, a cambio de vestirle, darle de comer y ocuparse de su bienestar, exige una total y absoluta entrega. Pronto descubriremos que hay más, mucho más, bajo la perfecta vida de este empleado modelo. Pero para eso quizás deberíais darle una oportunidad a una serie que, sólo por lo que plantea, despierta de inmediato nuestro interés.
Lo aterrador de todo este concepto no es la historia en sí de la serie, que no deja de ser un thriller con gotas de ciencia ficción que juega con la doble vida de su protagonista como motor de la trama. No. Lo es el hecho de que un mundo gobernado por las grandes empresas no es algo tan descabellado (ya lo propuso en 2008 Wall-E) y el hecho de que las mismas terminen deshumanizando a los propios hombres y mujeres a los que emplean es algo que ya ocurre.
Pero si las presentaciones iniciales a cargo de la propia Syfy y los chicos de la IE Business School (unos verdaderos cracks cuyo talento haríamos bien en cuidar) dejaron a los asistentes con buen sabor de boca, las posteriores ponencias de Javier Sirvent y, sobre todo, José Luis Cordeiro sirvieron para que el temor por el futuro terminara por anidar en los corazones de los asistentes al evento. ¡Y mira que se pretendía lo contrario! Pero es que resulta muy complicado vender las maravillas del mundo futuro presentándonos la posibilidad de muchos avances sin pararse a pensar en las implicaciones morales y sociales de los mismos. Cordeiro, además, más que como un comunicador, actuaba como un líder sectario que recurría al insulto y la intimidación cuando alguien le planteaba una cuestión incómoda (durante el evento llegó a invitar e repetidas ocasiones a uno de los asistentes a que se suicidara). Estupor y vergüenza ajena que lograron sacar los colores hasta del mismísimo Fernando Romay, inesperado invitado a la presentación que no pudo sino tratar de echar un cable a las numerosas voces disonantes que surgían entre una audiencia boquiabierta.
Por suerte somos todos gente civilizada y tanto Syfy como la IE Business School unos anfitriones maravillosos. Nada mejor para pasar el estupor y la incredulidad que unos refrescos y algo de comida con cierto toque experimental. El futuro puede dar bastante miedo, pero el presente está hecho para disfrutarlo.
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