Àlex y David Pastor junto a Javier Gutiérrez

Àlex y David Pastor: «‘Hogar’ es un tipo de thriller más basado en la realidad, más enraizado en nuestro día a día»

Después de su primera experiencia televisiva (Incorporated, producida por Ben Affleck y Matt Damon), David y Àlex Pastor han vuelto al formato del largometraje, esta vez de la mano de Netflix. En Hogar (protagonizada por Javier Gutiérrez, Mario Casas y Bruna Cursí abandonan los escenarios apocalípticos de sus dos primeras películas y abordan el thriller y el subgénero de las home invasion con una propuesta angustiosa y muy apegada a la realidad. Sobre esta realidad que nos está tocando vivir y que ha dado nueva vida a sus anteriores proyectos hablamos con ellos, así como de Hogar (gran protagonista de la charla), su trabajo en TV y alguno de esos proyectos que aún no han tenido la oportunidad de echar a rodar.

 

Àlex y David Pastor junto a Javier Gutiérrez

 

Pregunta: El estreno de Infectados en 2009 coincidió con la gripe A. Los últimos días (2013) hablaba de una pandemia en forma de agorafobia y establecía un simil con la sociedad… Resulta interesante ver de nuevo esas dos películas -Infectados tiene ya 11 años- y comprobar cómo el contexto cambia la lectura de una película; cómo consigue abrirse, tener nueva vida y obtener otros significados.
Àlex Pastor: El problema es que una situación como la que nos encontramos ahora los expertos ya hacía tiempo que advertían que iba a pasar. Lo que ocurre es que al ser humano le cuesta mucho darse cuenta o tomarse en serio peligros abstractos como este o como el cambio climático porque parecen tan distantes de tu día a día que pensar que eso va a suceder mañana parece una imposibilidad. Pero después uno mira la historia y ve que estas cosas han pasado antes, y volverán a pasar. El otro día salía en las noticias que después de la gripe A y del SARS se creó una división en el gobierno americano para el control de pandemias, y hará unos poquitos años Trump la desmanteló con el argumento de «¿por qué nos estamos gastando el dinero en esto que no sirve para nada si nadie está enfermo?»…  Esta capacidad de prevenirse de cara al futuro pues parece que es muy poco humana. Y piensa que cuando hicimos la pelicula (Infectados) utilizamos ejemplos reales de la historia y también especulamos basándonos en cosas que estaban en ese momento sucediendo con la gripe A, con ciertas amenazas que en su momento no se llegaron a concretar, pero que se están dando ahora. Así que es curioso que si la película tenía su sentido en su momento, ahora lo ha vuelto a tener porque está habiendo otra pandemia, bueno, o esta se ha convertido realmente en la pandemia que temíamos que iba a suceder hace 10 años.

 

P: ¿Debemos temer el poder predictivo de vuestras películas?
David Pastor: (ríe) Yo creo que también son películas basadas en la historia. Cuando escribimos Infectados nos basamos mucho y nos documentamos mucho sobre la epidemia de gripe de 1918 y muchas de las ideas de la película surgían de extrapolar cosas que habían pasado entonces. Así que yo creo que de alguna manera esa es la historia, que es cíclica y que siempre se repite.

 

Javier Gutiérrez

 

P: Centrados ya en Hogar… hay ciertos temas comunes, presentes en vuestra filmografía. La importancia de la familia, la posición social o esa lucha generacional en un sentido amplio, que aquí encarnan Javier Gutiérrez y Mario Casas; o en Eternal a través del personaje de Ben Kingsley, que no quería morir, quería volver a ser joven y tener una nueva oportunidad… son temas que se ven de una forma u otra en todas vuestras películas.
Àlex: Esto nunca se hace de manera consciente, obviamente. No es que pensemos cuáles van a ser los temas de la película antes de que tengamos una premisa, pero en el caso por ejemplo de Hogar, cuando estábamos dándole vueltas a la historia de qué sucede cuando alguien encuentra las llaves de su antiguo piso -cuando uno empieza a desarrollar de qué podría hablar esta película tiende a gravitar hacia los temas que a le apasionan, le interesan o le preocupan- el tema de la posición económica social, de clase, las diferencias económicas… todo eso es algo que nos parecía interesante. Por ejemplo, es una cosa que también está muy de refilón en Infectados. Al personaje del hermano mayor (Chris Pine) el hecho de que la sociedad se vaya al garete le libera en cierta manera, porque dentro de ese sistema él era un fracasado. Y ahora que no hay sistema él se revaloriza como persona. Estas ideas de cómo el dinero, la clase o donde uno nace, afecta a la vida y a su posición social siempre nos ha parecido una fuente de conflicto muy interesante. Ya sea hablando de pandemias o de thrillers de home invasion.

Pero bueno, hay otros temas. La familia es cierto que es un tema que nos interesa mucho porque es una manera también de tratar como personajes muy distintos y con intereses y con ideologías muy dispares se ven obligados a convivir. Uno escoge a sus amigos y tiende a hacer una criba y a gravitar hacia una pareja o a unos amigos que tienen intereses y puntos de vista similares. Con la familia eso no sucede. Por eso después hay esos pollos en la cena de navidad cuando alguien saca el tema de las elecciones, la independencia, Trump o lo que sea, y la gente acaba tirándose de los pelos. Y eso es bastante más interesante porque obliga a que puntos de vista encontrados se debatan y no vivir siempre en esta burbuja donde la gente te da la razón porque todos opinan lo mismo.

 

P: Y luego a todas vuestras películas las une el hecho de que el mundo del protagonista se viene abajo y tiene que reinventarse, empezar de cero. Se encuentra en una situación difícil e inesperada para él y tiene que crear un nuevo camino, en el mal o buen sentido.
David: Sí, son esas ideas de clase de guion (ríe). No sé si era el guionista de Casablanca el que decía que para escribir una película «coge a un protagonista, súbele a un árbol, tírale piedras y bájale del árbol». Lo de subirle a un árbol y tirarle piedras yo creo que es un poco la base de mucho cine. Coger al protagonista y crear un incidente que haga añicos su vida cotidiana y la seguridad en la que vive para obligarle al camino, no diré el camino de la aventura porque en este caso no sé si es exactamente eso, pero el que le conviene a la historia.

 

 

P: En Hogar os alejáis del componente sci-fi o fantástico que ha acompañado al resto de vuestras historias. ¿A qué se debe? ¿En vuestra nueva serie, The Head, está también, verdad?
Àlex: Sí y no. Cuando se estrene The Head ya veréis que no hay componente fantástico, es un thriller. Hay un misterio, pero no hay un componente sobrenatural ni de ciencia ficción. Quizás le sorprenda al espectador que no haya un elemento fantástico en Hogar porque hasta el momento las películas que, no las películas que hemos hecho, sino las películas que hemos llegado a hacer, las que nos han dejado o las que hemos conseguido financiar, han tenido ese elemento. Pero uno escribe muchas cosas y no todas llegan a hacerse una realidad, por tanto no le llegan al espectador. En todo lo que hemos escrito siempre ha habido un componente de género, siempre hay un poco de thriller, un poco de terror o ciencia ficción, sí; pero ha sido en el sentido más amplio de la palabra del género. Hemos escrito thrillers donde no había ningún elemento fantástico, pero este es el primero que hemos llegado a realizar.

 

P: Aquí el componente de terror está muy presente, se tratan unos temas muy oscuros y angustiosos.
Àlex: Sí, definitivamente es una película de género, pero es una película de género sin elemento sobrenatural. Es un tipo de thriller más basado en la realidad, más enraizado en nuestro día a día.

 

P: En ese sentido, en cuanto a estos temas más apegados a la realidad, con un componente más social (la situación de paro en la que se encuentra el protagonista, o la relación que mantiene este con el jardinero), os pemite tratarlos de forma mucho más cruda, más terrorífica incluso, porque los sentimos más cercanas.
David: Hay gente que opina que cuanto más realista más miedo da, porque lo que estás viendo ya no es una fantasía, sino que realmente podría estar sucediendo. Y creo que lo que sucede en la película, que alguien destruya tu vida de esta manera, tiene que ser terrorífico para cualquiera. Para nosotros era importante alejarnos de la estructura habitual de este tipo de cine, que es utilizar el punto de vista de las víctimas. Teníamos muy claro que queríamos seguir el punto de vista del personaje de Javier. Un punto de vista que en otra película hubiera sido el del antagonista y aquí es el del protagonista; y esa también es una de las razones por las cuales siempre tuvimos muy claro que queríamos hacer la película en España. Sabíamos que si la hacíamos en EEUU, la primera nota que recibiríamos de los ejecutivos de los estudios sería: «oye, me gusta mucho la historia, pero ¿la podéis reescribir y que sea desde el punto de vista de una pareja joven que se va a vivir a un piso y se ve amenazada por un intruso?». Es la estructura con la que seguramente un estudio americano estaría más cómodo. Y nosotros no queríamos esa comodidad, no queríamos esa estructura otra vez más convencional, más tipo La mano que mece la cuna. Y como no queríamos recibir esa nota decidimos escribirla en castellano, porque en España tendríamos más libertad para hacer la película como nosotros queremos.

 

Javier Gutiérrez

 

P: Pensando en títulos que pudieran tener puntos en común, se me ocurren Mientras duermes, de Jaume Balagueró, o La víctima perfecta, con Hilary Swank y Jeffrey Dean Morgan…
David: ¡Ah! esta me suena porque Alberto Marini, con el que hemos trabajado y de hecho es el guionista de Mientras duermes, me habló de esta película. «Mira, han hecho esta película que también es sobre un portero malvado». Estaba un poco mosqueado…

Àlex: Pero pasa tanto. Es frustrante, pero es difícil… las películas no existen en un vacío. Siempre hay hay conexiones con otras pelis. La gente está muy obsesionada con la originalidad pura y dura y de que no se haya parecido a nada que haya existido antes. Y es prácticamente imposible.

 

P: A nivel formal apostáis mucho por una fotografía oscura, de interior. Hay muchas escenas de noche o con una luz tenue. Los ambientes son cerrados, hay muy poco escenario de calle. Incluso recuerdo la escena en la que Javier se va a correr con su hijo, vemos una calle muy empinada, con edificios muy pegados… la sensación es un poco de espacios cerrados hasta cuando estamos en exteriores.
Àlex: Sí. Es una película que hemos intentado que diera una sensación opresiva y asfixiante, sobre todo a medida que avanza la historia y va aumentando la tensión. También las composiciones se vuelven un poco más extrañas, más incómodas de ver para el espectador. No de manera súper obvia, pero buscando maneras para crear esa sensación de inseguridad porque sabes que Javier está tramando algo y aunque no sepas exactamente que está haciendo, sabes que sus intenciones no son buenas. Es intentar reflejar o rodar situaciones aparentemente cotidianas y normales con ese punto de incomodidad siempre bullendo en el entorno.

 

P: Hay dos escenas que a nivel visual me parecen muy potentes. Una es cuando le vemos correr por primera vez, de noche, como se juega con el desenfoque y el espacio, que le da un aspecto como que está metido en su mundo… y luego la de la primera vez que llega a la que no es su casa, que se sienta en el sofá. Es eso del poder que tiene muchas veces la imagen para transmitir esas sensaciones al espectador…
Àlex: Si te refieres al momento de los cereales…

David: ¡Lo improvisamos! (ríe).

Àlex: Es algo que no estaba en el guion. Estábamos en el piso y pensando que necesitábamos algún momento más de él intentando acomodarse como si fuera su casa. Estuvimos dándole vueltas y pensamos, «mira, el próximo día rodaremos esto; antes de empezar a rodar las escenas que tengamos preparadas para el día vamos a reservar un momentito». Rodamos dos o tres planos para este momento de él abriendo la nevera, cogiendo la leche, sentándose y tal.

David: Fue completamente improvisado. Y eso que nosotros somos muy poco de improvisar. Pero en ese momento, estando ahí, nos dimos cuenta de que nos faltaba algo.

 

 

P: Pienso también, por ejemplo, en el plano en el que está en el baño revisando el móvil, este tipo de situaciones cotidianas con esa pátina perversa. ¿Hasta quó punto se os pasaron por la cabeza situaciones que podría representar el personaje de Javier en la casa, o se quedaron cosas fuera porque no queríais sobrecargar demasiado esa imagen?
David: No sé. Creo que quedarse fuera no; al revés. Ya te digo que improvisamos y añadimos el momento del sofá porque creíamos que lo necesitábamos. Poca cosa se queda en la sala de montaje porque tampoco te sobran los días de rodaje. Tuvimos un plan de rodaje bastante holgado; siete semanas, que no está nada mal. Pero tampoco estás para malgastar días. Tienes que ser muy selectivo con lo que ruedas. Y si se ha quedado algo en el suelo de la sala de montaje es porque no funcionaba (ríe). No hay director’s cut de esta película. Lo que se cortó fue por algo.

 

P: En cuanto al reparto, ¿lo teníais claro desde el principio? ¿Cómo fue el proceso de cásting?
David: En el caso de Javier Gutiérrez sí que lo teníamos claro desde el principio. Recuerdo ver La isla mínima en un festival de cine español en Los Ángeles y redescurbrirle ahí. Era un actor que habíamos visto muchas veces, pero en La isla mínima fue un impact. Ya teníamos la idea de la película, pero aún no la habíamos escrito y ahí decir «si algún día escribimos la película que tenemos en la cabeza sobre el tipo que encuentra un juego de llaves, este tiene que ser nuestro prota»; porque tenía esta calidad de español de a pie, muy cercana y cotidiana. Y a la vez la gran capacidad que tiene -que es un grandísimo actor- para encontrar un subtexto mucho más perverso debajo de eso. Así que incluso cuando escribimos el guion un par de años más tarde ya le teníamos muy en la cabeza. En el caso de Mario no, porque nunca creímos que fuera a hacer un papel que no fuera el protagonista absoluto. Estábamos desarrollando la película con Adrián y Nuria de Nostromo y fue idea de ellos. Cuando leyeron el guion dijeron: «¿y Mario para hacer el papel de Tomás?». Nuestra primera reacción fue pensar que seguramente diría que no porque no era el protagonista, pero ellos (que habían trabajado con él en Palmeras en la nieve y Contratiempo y tenían muy buena relación) dijeron que Mario no era así, que «si le gusta el guion y si le gusta el personaje él se apunta a un bombardeo». Y fue así. Le mandamos el guion, lo leyó, le gustó y dijo que adelante.

 

P: Después de una primera experiencia como la de Incorporated (donde tuvistéis a gente como Ben Affleck o Matt Damon de productores) y de repetir con otra producción ambiciosa como  The Head, ¿os sentís cómodos en el formato televisivo? ¿A difefencia del cine cómo os sentís como narradores al abordar una serie?
Àlex: Bueno, obviamente nos sentimos mucho más cómodos. Sobre todo a nivel de guion, porque las experiencia de Incorporated y The Head han sido muy distintas. Ell modelo americano de TV es muy distinto del modelo español o europeo de. Es decir, por un lado en el modelo americano teníamos una sala de guoinistas con varios guionistas trabajando para levantar la historia, cada uno escribe su guion; y a la vez como creadores de la serie estábamos muy implicados en el rodaje, en las decisiones de cásting, en el montaje, la postproducción. Realmente actúas no solo como guionista, sino como director y como productor. El modelo europeo es un poco distinto. Funciona más como una película en donde tú eres guionista y después hay un director que entra y rueda los capítulos, hay unos productores, se encargan de la postpro… El control del guionista es menor porque es un modelo más centralizado en la figura del director. También en el modelo americano el rey de la serie es el guionista / creador / showrunner. Así que hemos experimentado dos formas distintas, cada una tiene sus ventajas y sus inconvenientes, pero es bueno aprender de los dos modelos y ver qué es lo que te gusta de uno y otro y cómo lo vas a intentar replicar cuando hagas la siguiente.

 

 

P: Empezastéis haciendo cortos por separado, pero desde vuestro salto al largo con Infectados, habéis dirigido vuestros proyectos siempre juntos. ¿Os planteáis probar a dirigir cine por separado o estáis bien así?
David: Yo no, a menos que Àlex tenga ahora que soltar una noticia aquí en directo (ríe).

Àlex: No, haber… Estamos en medio de una pandemia, si uno de los dos pilla algo (ríe)… Ahora en serio, yo personalmente no tengo la necesidad. Es un trabajo que ya de por sí es muy solitario y ser dos también ayuda bastante a motivarse a continuar trabajando. Porque en momentos como este, no en momentos de pandemia, sino en momentos en los que estás entre proyectos, en los que te tienes que sentar a generar una cosa nueva que nadie te ha pedido (ríe) o que nadie te ha contratado para hacer, sino que tienes que parir tú solo y tienes que ser tú tu propio jefe poniéndote fechas límite para seguir trabajando -porque si no te tirarías en la cama todo el día-, pues ser dos es una manera de motivarse el uno al otro. Es una manera de que yo le deba páginas de guion a David y David me deba páginas de guion a mí, y eso quiere decir que nos tenemos que levantar, sentarnos delante del ordenador y ponernos a escribir. Si estuviese yo solo, si no hubiera ese tipo de obligación psicológica, a lo mejor tardaría más y me costaría mucho más. Hay gente que lo hace sola y se automotiva y esa fuerza de volutand la admiro mucho.

 

P: Uno de esos proyectos que se ha quedado en el cajón a la espera de su oportunidad es la adaptación del relato de Robert Silverberg, How it was when the past went, en la que estábais enfrascados cuando se estrenó Eternal. Entiendo que de momentos sigue parado, ¿no?
David: Sí, lleva unos años parado. De hecho hace unas semanas recibimos la noticia de que había gente interesada, pero ¿quién sabe? Cuando escribes una película para un estudio… claro, el estudio es el propietario del guion, son los que te han pagado una pasta por escribirlo. Conseguir sacar el proyecto de ese estudio a veces es complicado para otro estudio u otra productora. Es un auténtico esfuerzo. Así que aún no sabemos si seremos capaces, si podremos rescatarlo de allí o no. Es un proyecto que nos gustaba. Ese sí que era ciencia ficción, no apocalíptica, pero un poco sí (ríe) y con una premisa bastante potente. Sería divertido poder recuperarlo. Pero sí que es cierto que hace años que no pensábamos, ya te digo, hasta hace unas semanas ni se nos pasaba por la cabeza este proyecto.

Acerca de Daniel Lobato

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El padre de todos, pero como a Odín, se me suben constantemente a las barbas. Periodista de vocación cinéfila empecé en deportes (que tiene mucho de película) y ahora dejo semillitas en distintos medios online hablando de cine y cómics. También foteo de cuando en cuando y preparo proyectos audiovisuales.

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