Mientras que en Marvel Comics andamos de caza sangrienta con un Blade desatadísimo (por obra y gracia del enorme Pepe Larraz), la Distinguida Competencia huye de continuidades para ofrecer una obra independiente en la que Batman (siempre es él) encabeza la lucha contra la amenaza vampírica.
«Siempre he querido matar un vampiro. Esto estará bien»
ECC Ediciones recoge la miniserie original de James Tynion IV y Matthew Rosenberg (actualmente anda publicándose en EEUU una secuela), en una edición en cartoné de la que podemos disfrutar de la primera parte. Atendiendo a los contenidos del volumen (los seis primeros números y un tie-in), podemos dar por supuesto que la presente publicación constará de dos libros, quedando fuera -quizás para futuras reediciones deluxe o integrales- cruces y miniseries complementarias como Guerra a tumba abierta; pero con la miniserie central nos sobra para sumergirnos en esta sangrienta realidad alternativa de DC Comics. Incluso, si lleváis bien eso de que queden cabos abiertos, este tomo podría disfrutarse como una historia completa con un final tipo «el mundo ahora es así».
A este respecto, al menos en lo concerniente a la primera mitad de la aventura, Tynion IV y Rosenberg usan bien sus bazas para desarrollar la premisa en torno a una suerte de whodunit en la que todos son sospechosos y ofreciendo imágenes (salidas principalmente del talento de Otto Schmidt) difíciles de borrar de nuestra mente. Y es que la virtud de los elseworlds e historias alternativas es que se prestan al juego por parte de guionistas y dibujantes, libres de cruzar líneas o romper puentes que en la continuidad oficial son tabú. De eso se aprovecha mucho y bien DC contra Vampiros.
Lamentablemente la obra de Rosenberg y Tynion IV queda un escalón por debajo de los grandes hitos recientes de la editorial: Injustice y DCsos. Aquellas, a diferencia de esta, planteaban un escenario de ruptura respecto a la conciencia que tenemos de los personajes, pero partiendo de situaciones y conceptos tremendamente reconocibles: la muerte de Lois como detonante de un Superman para quien el fin sí justifica los medios o la tecnología como medio para la zombificación -literal- de la sociedad. DC contra Vampiros, en cambio, se presenta como una historia convencional de Batman basada en resolver un misterio y no en explorar la realidad «antinatural».
Esto se traslada no solo a la estructura de la historia, sino al papel que juegan unos y otros en la misma. La propia portada del tomo da pistas sobre ello, porque quien si no, otro desconfiado crónico como Flecha Verde, iba a luchar mano a mano con Batman contra un enemigo que se esconde entre las sombras. Los autores llevan adelante un argumento eficaz en términos de ritmo, pero errado cuando toca ser ingenioso y sorprender a la audiencia. Los grandes giros e hitos pecan de predecibles y manidos… cuando no son trucos salidos de la chistera de Zatanna.
Pero el oficio es el oficio y la aventura es sobradamente entretenida en su narración. Así pues, en cada cual está ponderar la originalidad o le sobra con un relato que cumpla y que nos regale ciertas «fantasías» comiqueras. Por último, sobre la edición, como viene siendo habitual en los últimos tiempos, los estándares de impresión a veces son dudosos y el capítulo cinco presenta problemas de impresión doble y desalineamiento entre tinta y color que emborronan el dibujo.
Deja un comentario: