El estreno de Cobra Kai demuestra que el cambio de paradigma en la industria y en las pautas de consumo es rotundo. La conversión de HBO de televisión de pago a plataforma de streaming, la apuesta de Amazon por este mismo modelo de negocio, el terremoto de Netflix sacudiendo «instituciones» como Cannes venía avisando de que el cine y la televisión tenían la obligación de transformarse al igual que lo hizo la música hace ya cerca de dos décadas. Que un actor mastodóntico como Youtube apueste por estos nuevos modelos de distribución y consumo puede suponer, de una vez por todas, el punto de inflexión que demandan los tiempos.
¿Pero qué es Cobra Kai? Es ni más ni menos que la secuela de la icónica Karate Kid en formato serie. En medio del revival ochentero que estamos viviendo, y después del regusto agridulce que nos dejó el reboot protagonizado por Jackie Chan y Jaden Smith, era cuestión de tiempo que la historia de Daniel LaRusso y el Sñor Miyagi volviera a ser revisitada. Sin embargo, en lugar de reescribir el relato desde su origen, los responsables de la serie han decidido contar un nuevo capítulo en la vida de los protagonistas de la aventura original.
Cobra Kai se sitúa, de esta manera, tres décadas después de los acontecimientos que tuvieron lugar en la cinta original, de 1984. Y al contrario de lo que podríamos esperar, el protagonismo no reace sobre Daniel LaRusso, sino en Johnny Lawrence, quien fuera el villano de aquella película. Un protagonista inesperado que se revela desde los primeros minutos de la serie como un enorme acierto, pues condiciona el tono y el desarrollo de la historia de tal forma que permite revisitar los esquemas originales sin caer en la nostalgia o el acomodamiento, sino como un espejo perverso, un ¿y si…? muy atractivo. Ojo, no faltan guiños y referencias a los films que la preceden (de hecho, mediante flashbacks que rescatan las escenas más icónicas de la película original se pone en situación al neófito o refresca la memoria al espectador veterano).
Es un ejercicio muy interesante, y hasta sorprendente, descubrir el cambio de roles entre los dos antiguos enemigos. Al colocar bajo el foco a Johnny Lawrence (William Zabka) en el primer capítulo, podemos ver, como él, a LaRusso (Ralph Macchio) convertido en un cretino exitoso y al propio Lawrence como un tipo corriente que ha tenido mala suerte en la vida. A partir del segundo episodio, sin embargo, el punto de vista de la serie se vuelve más global, LaRusso vuelve a ser aquel chico con el que gritamos de júblo al ejecutar la patada de la grulla, y Lawrence demuestra ser un pobre diablo que busca redimirse y enderezar su vida.
Esta es quizás una de las claves de Cobra Kai, el tratamiento que parece tener el personaje de Johnny Lawrence. Es un tipo que no ha logrado superar la derrota en el campeonato de kárate ante aquel enclenque Daniel LaRusso. Fue un momento que le marcó de tal forma que ahora es un adulto frustrado y resentido. Mientras el mundo ha seguido adelante, él se ha quedado anclado en un pasado que le llena de odio. Y ahora, ocupando el que fuera el puesto de su sensei, puede -tal vez- encontrar el rumbo que había perdido.
Y en este punto volvemos al cambio de roles que comentaba antes. Con los protagonistas clásicos convertidos en adultos hechos y derechos, es necesaria una nueva generación de «karate kids» y es aquí donde los responsables de la serie juegan con las expectativas de la audiencia. Miguel (interpretado por Xolo Maridueña) es el chico blanco de los abusones de la escuela y es acogido, no por un simpático y noble viejecito asiático, sino por un agresivo maestro que no entiende la filosofía de las artes marciales, sino que las utiliza de forma egoista y rabiosa. Así, Cobra Kai puede verse desde la lectura de «historia alternativa» del propio LaRusso. ¿Cómo habría su vida de haberse convertido en un Cobra Kai en lugar de seguir las enseñanzas del señor Miyagi? La serie, al menos en sus primeros capítulos, promete dar una respuesta.
Encended vuestros móviles y tablets y disfrutad de Cobra Kai. La serie puede verse a través de Youtube en este link. Los dos primeros capítulos están liberados para su disfrute gratuito. Los otros ocho, en cambio, desde España solo pueden verse previo pago individual por cada episodio. Aún no tenemos acceso, como en EEUU y otros lugares, a la plataforma Youtube Red. Cuestión de tiempo.
Muy buena serie, el efecto nostalgia nos deja un buen sabor de boca a viejos espectadores de estas historias ochenteras como yo. La recomiendo no solo para los que vivimos esa historia desde el principio sino también para los jóvenes de hoy, ‘pues su mensaje es excelente haciendo relevancia a lo que se vive hoy en día con el bulling.
Una de las frases que mas me gusto de Lawrence fue: «Antes si se quería molestar a alguien iba y lo afrontaba, cara a cara. Hoy en día solo se esconden detrás de una computadora». Los abusivos antes al menos tenían dignidad.