Jacuzzi al pasado: Back to the 80’s

TitularViajar en el tiempo. Quien no haya deseado alguna vez saber qué ocurrirá en el futuro o cómo era la vida en el pasado tiene una falta grave de sangre en las venas.

La fantasía de la máquina que nos permita viajar en el tiempo, o al menos su vertiente más popular, tiene sus raíces en H. G. Wells (aunque hay algún otro pionero anterior a él, como el español Enrique Gaspar y Rimbau, que en 1887 publicó El anacronópete, la que para muchos es verdaderamente la primera novela de viajes temporales). Desde que el escritor inglés propuso el viaje entre épocas son incontables las veces que la cultura popular se ha acercado a esta idea; unas veces como pretexto para proponer preguntas trascendentales y otras como un elemento de vital importancia en la trama.

La nueva película de John Cusack, dirigida por Steve Pink (uno de los guionistas de Alta fidelidad, en la Cusack era también protagonista) cuenta la historia de tres amigos en horas bajas que tras el accidente de uno de ellos deciden rememorar la época en la que eran jóvenes y todavía iban a comerse el mundo. Para ello reservan habitación en albergue en las montañas en el que pasaron los mejores momentos de su juventud. Para su desgracia, el hotel ha acabado tan destrozado como ellos: ya nada es como antes, nada es como se suponía que iba a ser y, por supuesto, nada puede hacerse para remediarlo. Hasta que, mientras se bañan en el jacuzzi, derraman sin querer una bebida energética rusa que estropea el mecanismo de la piscina de burbujas y convierte a esta en una máquina del tiempo. Es aquí cuando la oportunidad de volver a cuando todavía tenían pelo y hacer lo que no hicieron, o lo que no les dejaron hacer, se vuelve tangible.

TitularSuena a la enésima película de reflexionar sobre nuestras decisiones, de preguntarnos si hemos sabido tomar la elección acertada a lo largo de todos estos años, de recuperar las amistades perdidas y todos estos temas tan manidos, pero por suerte para todos (desde el primer productor hasta el último espectador) no es así. Bueno, tal vez un poco. Lo justo para no tirarnos de los pelos cuando John Cusack protagoniza su enésimo papel de chico con problemas sentimentales de Alta fidelidad (y tantas otras) que al final consigue a la chica.

Y es que Jacuzzi al pasado es más bien una gamberrada, un divertimento un poco descerebrado (pero que no se preocupa de resultar inteligente), entretenido y desquiciado. El viaje en el tiempo, en realidad, no es más que una excusa para verter todo el amor que sus responsables tienen a los años 80 de forma atrevida y descarada. Aléjense de esta producción los talibanes de la ciencia ficción. Que nadie espere aquí sesudas explicaciones sobre las teorías del espacio-tiempo, mundos paralelos y agujeros de gusano, o rompecabezas en forma de paradojas en las que alguien intenta matar a su padre para comprobar si esto es posible. Nadie se ha preocupado porque esto resulte coherente sino, simplemente, divertido, y de la forma más lisérgica posible.

Las actuaciones son correctas en general, como cabría esperar. Tal vez el personaje menos aprovechado, o más recortable, sea el de Chevy Chase, un ya mítico comediante estadounidense, toda una institución en aquel país, a quien se ve ya bastante viejales y que aparece poco y se olvida bastante pronto a pesar de que en un primer momento parece que su personaje va a ser decisivo.

TitularJohn Cusack y Craig Robinson van en su línea habitual. Esto puede suponer un punto negativo para muchos pero la película es lo suficientemente coral como para no detenerse demasiado en los excesos de ninguno de los dos cómicos. Rob Corddry, el tercer amigo, es el verdadero alma de la fiesta: cada vez que aparece en pantalla algo grande sucede. Su personaje, excéntrico y pasado de vueltas, recuerda al de Zach Galifianakis en Resacón en Las Vegas (2009) por su modo de llenar cada escena en la que aparece, de convertirse en el verdadero protagonista de la acción y el personaje que más minutos memorables cuenta en su haber al final de la proyección.

Mención a parte merece Crispin Glover, titán del cine alternativo (el de verdad, el que no sale en los medios) que lo mismo vale para un roto que para una amputación y que aquí protagoniza el running gag más memorable y divertido de la cinta.

No puede decirse que Jacuzzi al pasado sea capaz de revivir la década de los ochenta o que recupera la esencia de las películas de la época es decir demasiado. Al fin y al cabo no es más es una película pequeñita a pesar de todo, de presupuesto escaso (y se nota en la poca variedad de escenarios, por ejemplo) pero simpática, entretenida y divertida. Las dosis justas de nostalgia y la cantidad increíble de referencias y homenajes, que van desde incluir en personajes secundarios a figuras como el ya mencionado Chevy Chase o William Zabka (el malo de Karate Kid) hasta rememorar películas de la época como Amanecer Rojo, harán las delicias de los enamorados de la década. Pero sin más.

En el apartado musical, como cabía esperar, se suceden algunos de los temas ochenteros más celebrados. Desde Mötley Crüe y Poison hasta canciones del futuro como Let’s get it started pasando por (grata sorpresa) Once in a lifetime de Talking Heads. ¿Epatante? Tal vez. ¿Efectivo? Sin ninguna duda.

Resumiendo: Jacuzzi al pasado es un soplo de aire fresco a la escasa y lamentable cartelera cómica que sufrimos últimamente que utilizando unos pocos elementos consigue crear una divertida historia que deja un estupendo sabor de boca.

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