La tercera jornada ha empezado con Ixcanul, una cinta proveniente desde Guatemala para hablar de los pueblos indígenas, en el personaje de una joven, María, que lucha por buscar un destino en un nuevo mundo dominante. Jayro Bustamante da voz a esa minoría y se ha quedado en buena posición hacia la carrera del palmarés.

El día continuaba con algo más europeo y de época. Léa Seydoux es la protagonista de Journal d’une femme de chambre, de Benoit Jacquot. La francesa se pone al servicio de la sociedad de primeros del siglo pasado, donde los nobles tratan a la servidumbre a su gusto y para lo que quieren. Por esa vida dedicada a los demás, que Jacquot reparte con flashblacks en el metraje, hace un repaso –basado en el libro homónimo– de aquella servidumbre. Sin miramientos, con personajes todos esquivos, y con zooms de cámara no tan necesarios. Satírica y mordaz donde Seydoux lleva la batuta con brío.

A continuación, en Europa también pero ya en Alemania y en la actualidad; sin embargo, la guía turística es española y se llama Victoria. Laia Costa es la protagonista que Sebastián Schipper ha escogido para su plano secuencia de dos horas y cuarto. Un relato que comienza en una discoteca a altas horas de la madrugada en Berlín. Una chica conoce en un club a un grupo de chicos. La velada continuará por ciertos derroteros (que nadie mencione a Stockholm). Con ciertos episodios que pecan de ingenuos, la narración es una gran apuesta en dirección y fórmula. Sin embargo con tanta cámara en mano y tanta aceleración, es fácil marearse. Avisados quedan.

Aparte de los títulos de competición, la Berlinale Special recibía de buen agrado a una joya alardeada en el pasado Toronto: Love and Mercy, un ejemplo de biopic bien hecho. Paul Dano y John Cusack se reparten la vida de joven y adulto de Brian Wilson, el fundador de los Beach Boys. ¿Qué película no se endulza con Dano? Bill Pohlad juega bien saltando en el tiempo. La historia se mantiene alegre, sin aditivos, dulce y cálida como la discografía de los californianos, que buena falta hace por Berlín con temperaturas a bajo cero.

Tal ambiente se mantenía con el último visionado del día, Angelica, de Mitchell Lichtenstein. Quería el británico hacer cine fantástico, pero pone a Jena Malone en un –supuesto– cuento con espíritus y fantasmas que troca en una cinta cómica. Parte de una sufrida madre de época victoriana con visiones y problemas sexuales. La aciaga situación va hacia una sucecion de sketches  que no se sabe si dan miedo o risa,… Igual que el guion de los Goya.

Da pena no prestar tanta atención a la gala del cine español estando de festival. Pero hay ganas de ver más películas y esperar mañana a Terrence Malick.