Todos los autores que se hacen con las riendas de la colección central de Lobezno terminan, tarde o temprano, por llevárselo de viaje a Japón. Desde que en los ochenta el mutante se enamorara de Mariko Yashida el idilio del personaje con la cultura nipona ha sido una de sus señas de identidad. Ed Brisson decide que para él este momento llega ahora y nos planta una historia frente a las narices que no va a dejara a nadie indiferente. Para ello tenemos gran parte de los ingredientes tradicionales (la Mano, el Samurái de Plata, los clanes mafiosos…) mezclada con alguna que otra novedad que pasas, esta vez, por mezclar el factor curativo del mutante con la manía de no morir del todo de los ninjas de la Mano.
Hasta aquí todo bien. Se van sentando las bases para una historia de Lobezno en Japón de los más arquetípica. Pero en estas que llegamos a la conclusión de El Viejo Logan #87 y Brisson nos da con el libro de las normas no escritas de la Casa de las Ideas en la cara hasta chafarla. El autor nos devuelve a un personaje que, quizás, no debería haber vuelto nunca. Y se queda tan pancho.
«Le voy a matar por lo que ha hecho«
No revelaré la identidad del personaje (aunque los que ya hayáis leído el número ya lo sabréis y quienes seáis aficionados a Lobezno lo estaréis sospechando), pero hablamos de uno de esos tabúes que pocas veces logran esquivarse en Marvel y que, a no ser que la historia pegue un giro tremendo, ahora parece que se ha utilizado sin ningún temor ni ceremonia. Me viene a la cabeza el ejemplo de Bucky: enterrado en hielo durante décadas para volver con vertido en el Soldado de Invierno en una de las sagas más aclamadas de la serie del Capitán América. En lo que vemos en esta colección este mes non hay épica y mucho me temo que Brisson ha quemado un cartucho muy apetitoso mucho antes de que pudiera resultar efectivamente nutritivo.
Habrá que darle una oportunidad a esta nueva trama (la anterior no prometía demasiado y terminó gustándome más de lo que me gustaría aceptar), pero lo cierto es que se me hace muy cuesta arriba la tarea con estas dos primeras cucharadas. La idea es clara, enfrentar al Viejo Logan con todos sus traumas del pasado (su pelea contra el Maestro también iba por este lado), pero puede que esta vez el guionista haya cruzado una línea que le pueda salir cara en el futuro.
Al igual que la saga anterior, Mike deodato Jr. le pone imagen y color a los guiones de Brisson con su estupendo toque y su afilada pluma, pero la trama esta vez pesa demasiado sobre el dibujo como para prestarle la atención que se merece. Ya veremos en qué termina todo este lío en el que nos hemos metido.
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