Rick Deckard nos hizo de guía en nuestra primera visita al futuro imaginado por Blade Runner. Todd 3465 se empeñó, por iniciativa propia, en que viéramos más allá de la puerta de Tannhäuser y K nos arrastró a un horizonte en el tiempo que no todos queríamos conocer. Ahora Michael Green y Mike Johnson (con dibujo de Andrés Guinaldo) nos presentan a Aahna “Ash” Ashina, quien tiene la intención de descubrirnos cómo se llegó de 2019 a 2049. Estamos construyendo el futuro.

«No se puede ser un Runner si no puedes correr»

El mundo por el que caminamos en Blade Runner 2019 es muy reconocible para cualquiera que haya visionado los filmes de Ridley Scott o Denis Villeneuve, no en vano estamos en el mismo universo, solo que en otro marco temporal y -esto es importante- y con otros protagonistas. Hay conceptos y nombres que nos suenan de las películas, pero los guionistas evitan caer en tentaciones que sí, tendrían un efecto importante sobre el fandom, pero podrían condicionar el desarrollo de la historia que quieren contar. Lejos de ser una pieza más en la cronología replicante, Blade Runner 2019 quiere construir su propia identidad y ser también una puerta de entrada a este mundo que ha marcado la historia de la ciencia ficción.

Es cierto que al menos en sus primeros compases, Blade Runner 2019 no se aleja mucho del esquema noir de las películas y que Ash está cortada por el mismo patrón que Deckard y K, pero Green y Johnson logran darle un trasfondo muy interesante a su protagonista y apuntan hacia una dirección más aventurera (que irá desarrollándose en próximas entregas) que promete expandir la historia a nuevos horizontes. Lo que dejan claro los guionistas es que en cada rincón de este futuro distópico hay muchas historias que están esperando la oportunidad de ser contadas.

Este primer tomo incluye una galería de cubiertas (que incluye tanto portadas originales como alternativas), así como bocetos e ilustraciones de Andrés Guinaldo que nos permiten apreciar el proceso de trabajo del dibujante español.